En diciembre de 2022 se cumplieron 35 años del último viaje del buque insignia de Greenpeace. En el puerto de Auckland, Nueva Zelanda, el “Rainbow Warrior” se hundía de modo definitivo tras una serie de explosiones.
Hoy, los restos del “Rainbow Warrior” descansan en el fondo del mar. Pero, lejos de un pacífico descanso, como corresponde a un guerrero , aun mártir de la lucha ecológica, sus días están llenos de vida. Su esqueleto de hierro oxidado se ha convertido en el hogar de un gran número de especies marinas que llenan sus días con un trajín oceánico permanente. También es, desde su obligado descanso, un importante atractivo turístico de la costa Norte de Nueva Zelanda visitado por miles de personas anualmente.
La zona de su ‘descanso final’ está ubicado en las islas Cavalli, a donde fuera remolcado en 1987, tras sufrir el atentado con explosivos que lo hundiera de forma irrecuperable en el año 1985. Sin dudas, su puesta en valor hoy día, constituye una historia de resiliencia que es un ejemplo para la sociedad.
Las explosiones intencionales que hundieron al Rainbow Warrior ,ocurridas en Nueva Zelanda , no trajeron sólo conmoción y estupor ante lo acontecido. También generaron una fuerte ola de simpatía y acercamiento de la gente hacia la lucha de Greenpeace. Las muestras de apoyo y solidaridad, como la repercusión mediática que tuvo el hundimiento fueron claves para sumar voluntarios. Y, el Rainbow Warrior, a pesar de haber quedado inutilizado se convirtió en un mojón de lucha plantado en medio del mar.
El día en que el guerrero dejaba de existir
Ocurrió en la ciudad de Auckland, Nueva Zelanda. Era el 7 de julio de 1985. Ese día ,el Rainbow Warrior, buque insignia , orgullo y símbolo de Greenpeace, fondeaba el puerto de esa ciudad . También, el mismo día, desembarcaban en el mismo puerto, dos hombres de incognito. Se trataba de Alain Tonel y Jaques Camurier, dos franceses que planeaban frenar las actividades del “Guerrero del Arco Iris”.
El Rainbow Warrior había atracado sin inconvenientes en el puerto de Waitemata. Lejos estaba de intuir que esa sería su última posta como buque insignia de Greenpeace. Su misión próxima, era poner proa hacia el atolón de Mururoa, en la Polinesia. Allí debía liderar una serie de protestas contra las pruebas nucleares francesas en esa zona de rica biodiversidad marina.
Mientras tanto, Alain Tonel y Jaques Camurier, dos entrenadores deportivos , ambos de poco más de 30 años, se preparaban para dar el golpe letal. Estos hombres, que usaban seudónimo , eran espías del servicio secreto francés. Su objetivo era colocar una serie de explosivos en el “Rainbow Warrior” y esfumarse del lugar . De hecho, esto ocurrió y sus identidades reales nunca fueron develadas. Así, bajo un manto de niebla, luego del estallido del buque tres días después del arribo, se escurrían de la escena para perderse de vista para siempre.
La historia de un buque ‘guerrero’
En 1978 Greenpeace adquirió el Rainbow Warrior para ser su barco de guerra pacífica.Desde entonces, el buque se convirtió en una herramienta fundamental en la lucha de la organización. Era un simple barco pesquero pero el verdadero emblema de los nuevos tiempos en pos de la lucha por la conservación del medioambiente.
El Rainbow Warrior, antes de las explosiones, pasó sus primeros tres días en el puerto de Nueva Zelanda. Allí estuvo abierto al público y fue visitado por gran cantidad de personas. Mientras tanto, los voluntarios de Greenpeace coordinaban la futura intervención pacífica para impedir las pruebas nucleares francesas en esa zona del Pacífico.
El 10 de julio, poco antes de la medianoche, se escuchó una explosión. Los miembros de la tripulación, de ocho nacionalidades diferentes, creyeron en un principio que se trataba de una colisión. Por ello, comenzaron a bajarse del barco en medio de la confusión. Luego, una segunda explosión, y el Rainbow Warrior colapsó.
Después de las explosiones , el desconcierto …
El ingeniero en jefe del barco, Davey Edwards, creyó en un primer momento que la explosión ha sido culpa suya . Tal vez, un error , un desperfecto con las máquinas que no supo advertir a tiempo. Pero nada más lejos de la realidad, desafortunadamente. Los peritajes develaron que minas magnéticas habían sido adosadas al exterior del casco.
Así, el mundo se conmocionaba con lo ocurrido con el Rainbow Warrior y exigía justicia. Las investigaciones se hicieron de inmediato. Especialistas en explosiones realizaron arduas y profundas investigaciones. A fines de julio se darían los primeros arrestos.
Dominique Prieur y Alain Mafart, eran los verdaderos nombres detrás de un falso matrimonio de nombre Turenge, una pareja que decía estar en Nueva Zelanda de luna de miel pero que fueron clave en los sucesos. Ambos personajes resultaron ser agentes franceses que vivían en Auckland desde junio de ese año, y que habrían estado coordinando las operaciones contra Greenpeace y el Rainbow Warrior .Coordinados con los otros personajes que se desvanecieron de la escena, lograron poner fin a los días de un guerrero colosal. Un valiente surcador de mares que ahora brinda hogar a diversas especies marinas desde su nueva función de barco ‘retirado de guerra’ , bajo el mar.