Greenpeace celebra y destaca la labor de protección y conservación del delfín rosado que realiza el biólogo Fernando Trujillo en el Amazonas . Este biólogo colombiano, especialista en conservación de la fauna silvestre ha sido distinguido con el premio de Explorador del Año otorgado por National Geographic y Rolex. Hoy presentamos la primera parte de un viaje que realizaremos a su lado para conocer cómo lleva adelante lo que considera su misión de vida.
Los premios en la vida son un gran estímulo y un reconocimiento merecido al trabajo que en favor de una causa particular realizan las personas. Este es el caso de Fernando Trujillo, un biólogo colombiano que apasionado desde niño por los delfines rosados, descubrió que cuidarlos y proteger su ecosistema natural era su misión en la vida. Algo así como un destino que le fue otorgado el mismo día de su nacimiento y que él fue descubriendo poco a poco.
Los esfuerzos denodados a lo largo de 30 años en la conservación de la fauna de los ríos del Amazonas , el Orinoco y el Caribe y de sus ecosistemas, sumado al hecho de haber liderado uno de los siete proyectos de investigación para Rolex and National Geographic Perpetual Planet Amazon Expedition, hicieron madurar los frutos del reconocimiento intencionalidad para Fernando Trujillo. El pasado mes de mayo, el biólogo fue elegido como Explorador del Año por NatGeo, un premio que se otorga desde 2011 y que, por primera vez, lo recibe un latinoamericano. Greenpeace se suma a este reconocimiento, destacando su trabajo y el compromiso por la conservación de una especie icónica de los ríos del Amazonas como es el delfín rosado, la única variedad que habita en este ecosistema tan amenazado.
Una pasión que nació bien de niño
La vida de Fernado Trujillo (Bogotá, Colombia 56 años) puede ser contada a través de sus encuentros con los delfines rosados, también llamados delfines de río. A los 5 ó 6 años, cuando se bañaba en las riberas de Puerto Carreño, en el Orinoco colombiano, recuerda que lo hacían salir del agua porque “venían las toninas”. En su deseo de niño estaba el poder verlas , pero ese milagro nunca ocurrió en aquellos días y “ hasta pensaba que eran peligrosas” recuerda hoy, sentado en la oficina de Omacha, la ONG que fundó en 1993 para la conservación de los delfines de río, manatíes y otras especies. Recién, mucho tiempo después ya en la Universidad y como estudiante de biología marina supo que esas “toninas”, a las que tanto esperó conocer eran en realidad los delfines rosados, y que así se les llamaba en esa parte de Colombia.
Fue en esa época, en el año 1986, cuando por fin ocurrió el milagro y vio por primera vez a un delfín rosado. Así lo relata Trujillo : Francisco Navia, quien era director del Acuario de Rodadero, había traído dos delfines de río desde el Amazonas hasta Bogotá, y yo me fui hasta la sede de la Cruz Roja a verlos, que los tenían allí en una piscina y quedé fascinado” .
Otra pista al corazón de su vocación, la había recibido algunos años antes, también como estudiante de biología . El célebre oceanógrafo Jacques Cousteau en una charla que brindó a los estudiantes de la Universidad había dejado en el aire repicando un pedido “a los delfines rosados del Amazonas nadie los está estudiando”, cuenta Trujillo . Estas palabras, que no tenían ningún destinatario en particular, al futuro biólogo le sonaron como si estuvieran dirigidas a él, y con ello, iba juntando una a una, las pistas que labraron su misión como biólogo dedicado a la conservación de los delfines rosados.
La fundación Omacha
Su pasión por los delfines rosados levo a Fernando Trujillo a fundar en 1993, la Fundación Omacha, donde luego de 30 años de lucha sin descanso ha logrado marcar la diferencia para esta especie y toda la fauna de río del Amazonas “Aunque en los comienzos mi aproximación a los delfines fue muy romántica por mi fascinación por ellos, para conservarlos, porque “ son lindos y hay que cuidarlos”, más tarde comprendí que para cumplir esa meta había que conservar todo el ecosistema de río del Amazonas, incluidos otros animales”.
Así, la labor de Trujillo, se fue ampliado y abarcando el cuidado de toda la fauna que vive en estrecha relación con los delfines rosados en los ríos del Amazonas colombiano : los caimanes,manatíes y tortugas, y no solo en las aguas del Amazonas, sino también fue más allá hasta las del Orinoco y el Caribe.Por ello, el premio que le otorgaron a Trujillo y todo el merecido reconocimiento internacional a su gran labor .