
En Argentina, septiembre es un mes clave para los amantes de las aves playeras porque muchas de ellas comienzan a migrar. Algunas levantan vuelo desde el centro del país hasta el sur de la estepa o las costas patagónicas hacia sus sitios de reproducción. Entre ellas, se encuentran el Chorlito pecho canela, el Chorlo cabezón y el Chorlito ceniciento. Otras especies de aves playeras como la Becasa de mar, el Playero rojizo o el Falaro comienzan a llegar a nuestras costas y lagunas después de haber transitado su temporada reproductiva en el Hemisferio Norte, regalando una belleza única que hoy debemos preservar.
Greenpeace se une cada mes de septiembre a la celebración del Día Mundial de las Aves Playeras, por ello hoy te invitamos a conocerlas un poco más para que puedas apreciar no sólo su belleza, sino también el papel único que cada una de ellas desempeña en los ecosistemas playeros. Una invitación a conocer más a fondo la naturaleza de nuestro país para seguir generando conciencia acerca de la importancia de su conservación a nivel mundial.
Las aves playeras son un grupo de aves muy diversas pero que comparten entre sí ancestros en común. Todas ellas viven en estrecho contacto con el agua aunque no necesariamente sobre las franjas costeras, y su fuente primaria de alimentación son los moluscos, insectos, pequeños crustáceos y gusanos marinos. En Argentina se han registrado 62 especies de aves playeras que se encuentran distribuidas en amplias zonas que van desde los humedales altoandinos en el norte del país hasta las gélidas e inhóspitas costas de la Patagonia. Entre este total, unas 26 especies nidifican en suelo argentino, 32 de ellas son especies migratorias y otras 13 cuentan con registros históricos o presencia accidental.
Entre las especies de aves que migran podemos diferenciar dos grandes grupos: las migradoras neárticas y las migradoras patagónicas. Las primeras, realizan extensas y titánicas migraciones que comienzan en el norte del continente americano. Allí, cumplen su ciclo reproductivo en medio de un clima cálido mientras en el sur del hemisferio se desarrolla el invierno austral , lugar a donde regresan cuando despunta la primavera para pasar su época no reproductiva. Las aves migradoras patagónicas en cambio, construyen sus nidos en el sur argentino durante la primavera-verano y luego, se disponen a migrar hacia el hemisferio norte en tiempos del otoño-invierno.
Que aves busca proteger el Plan Nacional de Conservación de Aves Playeras
A continuación, Greenpeace te presenta tres aves playeras características de Argentina, que al momento la Fundación Humedales/ Wetlands International y la Fundación Aves Argentinas trabajan para proteger en el marco del Plan Nacional para la Conservación de las Aves Playeras.
El Falaropo común es una especie emblema del Parque Nacional Ansenuza de Córdoba. Es un ave que nada en lagunas, muy similar en lo físico a un pato pero de dimensiones más pequeñas. Posee un plumaje blanco níveo en la zona del pecho y tiene alas grises. Su largo pico negro, fínísimo, es similar a una aguja. Se reproduce en Canadá y llega hasta las lagunas y lagos de Argentina en los tiempos del verano donde se la puede apreciar volando en bandadas de cientos de miles de individuos . El vuelo sincronizado que realizan sobre los espejos de agua es, sin dudas, uno de los espectáculos más impresionantes que regala la naturaleza a quienes visitan el Parque Nacional Ansenuza para disfrutar de un avistaje único de la especie.
El Chorlito cordillerano o de vincha, es una de las aves playeras más llamativas por el original diseño que presenta su plumaje. La delicada pero vistosa franja blanca que a modo de vincha circunda su cabeza es un detalle natural que le otorga un sello o impronta distintiva única. Es una especie rara y difícil de encontrar, ya que prefiere los hábitats extremos como vegas -zonas de valles altamente inundables- y los bordes de los arroyos altoandinos, generalmente ubicados en áreas a más de 2100 metros sobre el nivel del mar. Su avistaje más frecuente suele realizarse en Laguna de los Pozuelos, provincia de Jujuy
Por último, tenemos a el Playerito unicolor, que es una de las aves playeras más pequeñas del mundo que se reproduce en las praderas del norte de los Estados Unidos y Canadá . Cada año, la especie realiza una extensísima migración que supera los 6.000 kilómetros, siguiendo los cuerpos de agua continentales para descansar de modo temporario en las lagunas y las costa de nuestro país cuando llega el verano. La Laguna de Llancanelo, en Mendoza, es un foco privilegiado que congrega grandes números de playeritos unicolor, por lo que la convierte en uno de los humedales más importantes tanto para su avistaje como para su conservación.
Greenpeace celebra las acciones para la conservación de las aves playeras en Argentina y seguirá apostando a la concienciación y educación como estrategia clave para la protección de estas especies únicas y claves para la salud de los ecosistemas nacionales.