Desde nuestra ONG, sabemos a ciencia cierta cuán importante son las acciones individuales para fomentar una corriente positiva que marque la diferencia en el cuidado ambiental. Por ello, hoy compartimos la parte II de las acciones que las personas pueden realizar para contribuir con el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible que marca la ONU. Un viaje imprescindible hacia un futuro sostenible.
Para Greenpeace, los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcan la ruta precisa hacia un planeta con una chance de futuro tanto en lo ambiental como en lo humano. Sin embargo, de estos 17 objetivos (ODS) , y encontrándonos como sociedad global a mitad de camino de la Agenda 2030 (2024) , ninguno de ellos ha visto aún su plena realización. En este recorrido tan sólo un 15% de las metas que fijan los ODS van transitando por una senda auspiciosa, el 48% lo hace de una forma moderada, y poco más de la tercera parte , que asciende hasta el 37% de ellos , presentan una preocupante situación de retroceso o estancamiento.
Por esta razón, y para impulsar y contribuir con el desarrollo y cumplimiento de las metas a las que tienden los 17 objetivos de desarrollo sostenible, desde Greenpeace creemos que cada persona puede aportar su granito de arena llevando adelante acciones positivas y proactivas. Por ello, hoy completamos la parte 2 del dossier anterior donde comenzamos a desgranar cuáles son estas acciones- muy simples y al alcance de la mano- que todos podemos llevar adelante en nuestra vida diaria para impulsar y dar forma a un futuro más sostenible.
1- Llevar un estilo de vida donde se consuma menos, se reutilice, repare y recicle
Todos los elementos y objetos que nos rodean en nuestra vida cotidiana y definen nuestro estilo de vida como la ropa , los aparatos electrónicos, la ropa y demás artículos que vamos adquiriendo, generan en cada eslabón de su cadena de producción, emisiones de CO2. Esta generación se inicia desde la extracción de las materias primas hasta el proceso de fabricación y el posterior transporte de los productos al mercado. Para proteger nuestro planeta, es necesario llevar una vida más austera donde se compren menos cosas o se elijan productos de segunda mano y se proceda a reparar todo lo más posible y lo mismo en cuanto a su reciclado.
En el presente, menos del 10 % de los plásticos es reciclado en el planeta de la forma adecuada. Lo más triste es que , una vez desechado el plástico, contamina todo, llega al océano y enferma a todos los ecosistemas además de perdurar durante miles de años en todo aquel sitio ya sea de tierra o mar en el que se deposite. Por otro lado , es una excelente idea comprar menos ropa nueva (y muchos otros bienes de consumo) que generan una fuerte huella de carbono.Es importante tener en cuenta que cada kilogramo de tejido que se produce en el mundo, genera alrededor de 17 kilogramos de CO2 equivalente
2- Llevar una alimentación más saludable y verde
En general, es sabido que la producción de alimentos de origen vegetal suele producir muchas menos emisiones de los nocivos gases de efecto invernadero y que, en los procesos para su obtención, se utilizan menos recursos de energía,menos agua y menos tierra. Por ello, una alimentación que esté compuesta por más verduras, frutas, legumbres,cereales integrales, frutos secos y semillas, y que vea reducida la proporción de los productos lácteos y carne , puede reducir de manera considerable la huella ambiental de una familia estándar.
3- Procurar tirar menos alimentos y comida
Muchas personas desconocen que cuando se tira comida, también se están desperdiciando una cantidad enorme de recursos y la energía que se ha empleado para su obtención, tal como el cultivo, la elaboración posterior, el envasado y el transporte. Y que también, al momento de su descarte y cuando los alimentos se van descomponiendo en los basurales y vertederos, producen gas metano, un potente gas que tiene efecto invernadero.
Por ello, desde Greenpeace te recomendamos aprovechar al máximo cada alimento que compres y que puedas armar tu compostera para convertir en abono los restos. Si vives en una casa con jardín, será mucho más sencillo el armado de tu compostera, un simple hueco en la tierra donde puedes botar todo tus desechos orgánicos , que con la simple acción de un puñado de lombrices, los convierte en un excelente abono para el suelo. De esta forma, la reducción de los residuos proveniente de los alimentos puede contribuir de modo efectivo a reducir la huella de carbono en tu hogar hasta en unos 300 kilogramos de CO2 equivalente por año. Y todo en beneficio del planeta, dado que sabemos que todo este conjunto de pequeñas acciones tiene un gran impacto.