
Generar conciencia y cuidado ambiental comienza por alertar a los consumidores acerca de la peligrosidad de alguna de sus prácticas cotidianas más frecuentes como es la de tomar un café al paso (o take away) . Greenpeace busca que la gente sepa que , bajo el lema de ser “ecológicos”, estos vasos son altamente tóxicos y una amenaza para la salud, por estar recubiertos de una delgada capa de plástico.
No todas las prácticas que se llevan adelante para el cuidado del medioambiente cumplen con la doble misión de ser ecológicas y a la vez, propicias para la salud de las personas. Por ejemplo, este es el caso de los vasos de papel, que si bien parecen ser óptimos para la salud del planeta, en realidad no lo son para las personas, ya que tienen una delgada capa de plástico para prevenir fugas de líquido que pueden resultar en la emisión de sustancias tóxicas altamente peligrosas.
Según una reciente investigación realizada por la Dra Bethanie Carney Almroth, quien es profesora asociada de Ciencias Ambientales en la Universidad de Gotemburgo en Suecia, se han detectado en los vasos de papel, sustancias químicas nocivas para la salud humana que se filtran a la hora del consumo de una bebida de café.
Una infinita cantidad de químicos.
Según explica la Dra Carney Almroth, los vasos de café son realizados con una mezcla en extremo compleja,de numerosos materiales sintéticos y sustancias químicas. Aunque se empleen materiales de origen vegetal, como es el ácido poliláctico,un derivado que se obtiene del maíz, la caña de azúcar o la mandioca para obtener el papel de la estructura del vaso, luego, para recubrirlos por fuera y evitar las filtraciones de líquido, los fabricantes añaden al contorno otras sustancias químicas de alta nocividad para la salud humana.
Según Jane Muncke, una experta en toxicología medioambiental y directora gerente del Foro de Envases Alimentarios en Suiza, a veces los análisis químicos pueden revelar la composición de las sustancias en vasos de plástico o papel, pero no siempre son capaces de identificar con certeza lo que contienen.
Tanto los científicos que realizan estos análisis como las personas que producen y venden los envases desconocen las sustancias exactas. Mientras se fabrican productos que contienen plástico, es posible que los materiales utilizados reaccionen entre sí de forma involuntaria, creando nuevas sustancias químicas.
Muncke señala que las sustancias químicas pueden ser peligrosas debido a las combinaciones específicas que ocurren en el proceso , conocidas como “toxicidad de la mezcla”. Por lo tanto, regular las cantidades de sustancias individuales en los productos no tiene mucho sentido, ya que todavía los científicos no pueden estar seguros del impacto que tendrán en la salud.
Lo que develaron algunas pruebas realizadas en la India
En el año 2019, un equipo de investigación de la India llevó a cabo un experimento en el que llenaron vasos de papel con agua caliente con el fin de observar si se liberaban partículas de plástico o productos químicos.
En un correo electrónico compartido con colegas alrededor del mundo, Anuja Joseph, becaria de investigación del Instituto Indio de Tecnología en Kharagpur, compartió su estupor por la cantidad de partículas microplásticas que se filtraron en el agua caliente en solo 15 minutos. En promedio, se encontraron 25,000 partículas por taza de 100 ml en el agua. Además, los científicos descubrieron rastros de sustancias químicas dañinas y metales pesados en el agua y en el revestimiento plástico, respectivamente.
Mientras tanto, los científicos buscan soluciones más seguras y sostenibles, algunas firmas han optado por soluciones de tipo casero. Por ejemplo, han horneado sus propios vasos comestibles hechos de galletas o de waffles, o también han utilizado una técnica similar al origami japonés para doblar el papel en pliegos y darle forma de vasos. Tanto la Dra Carney Almroth como la Dra Muncke, ven la posibilidad de que las empresas utilicen materiales más convencionales y con ello den forma a cadenas de economía circular. De este modo, las cafeterías podrían reemplazar más fácilmente los vasos de plástico y papel que hoy utilizan por el bajo costo.
Los vasos desechables no van a desaparecer pronto.
Los científicos recomiendan volver al vidrio, ya que mantiene las bebidas calientes durante más tiempo y, dado su baja conductividad térmica, no permite que el calor del líquido se traslade a la superficie del vaso de modo total, además de ser químicamente inerte.
Según Muncke, se necesitarán modelos de negocios y enfoques innovadores para eliminar por completo los vasos desechables, sin importar qué material tenga éxito. Esto significaría que las empresas deben encontrar una manera rentable de alquilar y recolectar vasos reutilizables de vidrio, limpiarlos de forma apropiada, garantizar que estén libres de contaminación y ponerlos de nuevo en circulación.
De todos modos, los vasos desechables serán difíciles de eliminar debido a su comodidad y a su bajo precio. Pero, lo más difícil de todo es cambiar las conductas y la comodidad de los consumidores que no se adaptarán fácilmente a los nuevos hábitos de consumo sostenibles ,aunque estos sean muy buenos para su salud.