
El Secretario General de la ONU, António Guterres, llamó a los gobiernos a reforzar sus esfuerzos para eliminar los gases de efecto invernadero en cada país de la Tierra. El alto índice de mortalidad registrado en 2023 a causa del calor en Europa, con 47.000 decesos en 35 países,puso en evidencia la urgente necesidad de la aceleración de las acciones para combatir el cambio climático.
Para António Guterres, Secretario General de la ONU, el tiempo apremia y cada país debe ser consciente de que no existe un Planeta B. Por ello, en julio de 2024, se dirigió a los gobiernos del mundo en un nuevo llamado, urgente y necesario, pidiendo se redoblen las acciones y medidas para eliminar todas las fuentes de contaminación que aceleren el cambio climático.
El urgente pedido de Guterres se asienta en nuevos aportes científicos que ponen el acento en que Europa es el continente que se calienta más rápido. Los datos actuales lo corroboran : el 2020 y 2023, fueron los dos años con los picos más altos de temperaturas registradas en el viejo continente. En cifras, el calor extremo se cobró más de 47.000 vidas en 35 países durante 2023, siendo el caso más letal el de Italia donde las muertes se elevaron a 12.743 personas .
Italia, España y Alemania, en ese orden puntual, han sido los tres países que más sufrieron el impacto letal de las altas temperaturas en continente europeo , representando el 53% de los fallecimientos totales. Sin embargo, según la revista científica Nature Medicine, el escenario de 2022, a pesar de no haber sido tan caluroso como el 2023, arrojó un número de muertes relacionadas con el calor un 80% superior.
La visión de los expertos de la salud
Según indica un reciente informe publicado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), los países del sur del continente europeo fueron los más afectados por el calor extremo. “El año pasado se tomaron temperaturas de las más altas que se tiene registro en el continente. A medida que se profundice el cambio climático y las temperaturas sigan su curva ascendente , los europeos deberán enfrentar riesgos de salud cada vez más altos debido a esta situación, en un continente que ha acelerado su calentamiento como ningún otro al momento”, remarcó el informe de Nature Medicine.
Los investigadores se basaron para elaborar sus conclusiones, en los registros de las temperaturas y de las muertes de 35 países de Europa para calcular que unas 47.690 personas murieron a consecuencia de las altas temperaturas. Por población, España, Bulgaria, Grecia e Italia fueron los países del continente que sufrieron de modo más implacable y letal los efectos del calor extremo evidenciando mayores tasas de mortalidad.
Además de los fenómenos récord en relación a los registros de temperaturas extremas, ahora se agrega el desafío de implementar estrategias posibles para minimizar el impacto de este flagelo en las tasas de mortalidad de la población. Los investigadores al momento, se han concentrado en hacer un diagnóstico puntual en cada país y analizar cada situación por separado , midiendo el nivel de adaptación social de estas cifras y las posibles acciones y estrategias generales que se pueden implementar para evitar más muertes durante los próximos veranos que se estima serán todavía “más calurosos”.
Las cifras
De los 35 países que se analizaron en el recorrido del estudio, se contabilizaron en total 47.690 muertes, donde 3 países concentran alrededor del 53% de los casos: el primer lugar lo ocupa Italia con unas 12.743 muertes, le sigue España con 8.352 decesos y Alemania con un número levemente menor de 6.376. Chipre y Portugal les siguen de cerca y en conjunto, convierten a la región del sur de Europa en la más afectada por las altas temperaturas.
La carga de mortalidad debido a la fuerte ola de calor durante que tuvo lugar en 2022 habría sido un 80% más elevada. Tanto en 2022 como en 2023, los estudios precisaron que las personas mayores y las mujeres son más vulnerables a este flagelo de las altas temperaturas. Las mujeres presentaron una tasa de mortalidad de alrededor del un 55% más elevada que en el caso de los hombres, y un 768% más alta fue en los adultos mayores de 80 años que en entre la franja etaria que va de los 65 y 79 años.