Ante la alarmante disminución de los bosques nativos en Perú, Greenpeace se lanza a la acción. Hoy, busca sumar el apoyo de las comunidades locales y de los pueblos originarios para revertir la situación y generar conciencia ambiental y social acerca de los efectos devastadores para la biodiversidad y las personas, que implica la desaparición de los bosques nativos.
Perú fue dueño de un inigualable tesoro verde: sus bosques nativos y su abundante biodiversidad. Hoy poco queda de esta riqueza natural que le otorgaron una belleza y esplendor únicos: un amplio corredor , una barrera natural ubicada al pie de la cordillera, refugio y hogar de miles de especies de flora y fauna nativa.
De acuerdo con un reciente informe, el 95 % de las áreas que históricamente estuvieron cubiertas por bosques secos en el país han desaparecido por completo como consecuencia de la sobreexplotación de este recurso. Debido a esta situación, todo ha cambiado para las comunidades y pueblos originarios de esta tupida y fresca región cubierta de bosques nativos en el Perú.
La amenaza ha venido a instalarse en la región. Al día, los pobladores conviven con los taladores furtivos que escurridizos, se abren camino al interior del bosque para doblegar la altura y la fuerza de resistencia del algarrobo. Por otro lado, están los que generan incendios para luego ingresar el ganado caprino , en un espacio desolado, luego de que el fuego arrasara de cuajo con la variedad de especies de fauna y flora nativa.
La desprotección de un área protegida de bosques nativos
Greenpeace levanta la voz de alarma y se suma al pedido de protección de los lugareños, debido a que esta situación tiene lugar en el corazón de un Área Protegida del Perú. Esta vasta región forestal es un Área de Conservación Privada llamada El Cañoncillo y nuclea un cordón de numerosos bosques secos de la costa norte del Perú. Un sitio que, a pesar de la buena voluntad de las autoridades municipales y del esfuerzo de los vecinos y lugareños en su preservación, se encuentra al borde de un estrepitoso colapso.
Segundo Valera ,ha nacido aquí y vive a los pies del bosque. Conoce de memoria los senderos que camina y siente tristeza al ver como la muerte ingresa poco a poco buscando instalarse en el corazón del bosque de modo definitivo. Valera, cansado tras una larga caminata busca refugio bajo algún algarrobo que pueda darle sombra y sosiego, pero aquí, el bosque es cada vez menos denso y tupido. Parece mentira, pero encontrar un poco de sombra se ha vuelto algo complicado.
Miramos hacia los alrededores, y comprendemos lo que Valera en esta larga caminata ha querido mostrarnos. Greenpeace, al interior del bosque peruano es testigo de un paisaje que habla a su modo: los pocos árboles que quedan en pie , ya no regalan su característico color verde. Las hojas se ven quebradizas, deslucidas y secas, apenas si se aferran a las copas con la poca fuerza de vida que les queda. A los costados, se ven varios montículos cubiertos por un manto ceniciento y gris formado por las esquirlas del último incendio que azotó la zona. Una laguna que antaño era un pequeño oasis de aguas claras y frescas,- y una de las principales atracciones turísticas en la zona norte del Perú,- es un manchón de lodo reseco.
Un trabajo a puro pulmón para recuperar el bosque nativo
Numerosas ONG ambientales, han respondido a la llamada de protección de los bosques nativos en Perú. En esta dirección, Greenpeace ha congregado a una red de expertos ambientales, investigadores y especialistas con el objetivo de promover la conservación de los bosques secos en todo el corredor cordillerano de Perú. Para los expertos, los bosques secos , no han recibido ni reciben en la actualidad, una adecuada protección. Esto lo confirman los datos recientes que han puesto en el tapete una cifra preocupante: “En todo Perú casi el 95 % del área boscosa ha desaparecido por completo”. Una pérdida, detalla el informe, que está asociada directamente a una sobreexplotación de sus recursos.
Greenpeace hace un llamado a las autoridades gubernamentales y municipales a comprometerse activamente en la protección de los bosques nativos de Perú, un recurso único, invaluable al que ahora es necesario ayudar a recuperarse. Con las medidas adecuadas y la ayuda de expertos, la situación puede ser revertida en el largo plazo. Una lucha que hoy parece ser un mojón en la inmensidad pero la gente que vive aquí, confía que sea posible conservar la frontera del algarrobal y vivir de forma sustentable de su riqueza . Por ello, hoy no dudan en poner manos a la obra, tocar puertas y lanzar campañas de concienciación ambiental por ese futuro que sueñan para ellos y sus hijos.