Desde Greenpeace creemos que es de vital importancia reconocer el aporte de los pueblos originarios a la hora de diseñar estrategias de conservación de los entornos naturales. Estos pueblos, que se han desarrollado en íntima unión con la naturaleza conocen sus secretos y son los más grandes aliados para la construcción de políticas eficaces y sostenibles en sus territorios.
Cada vez con mayor convicción, los científicos destacan la importancia de contar con el aporte de la sabiduría ancestral de los pueblos originarios para hacer frente a los flagelos medioambientales. La razón es su lazo vital e indisoluble con su entorno al que conocen como a sí mismos.
Los pueblos y comunidades que se han desarrollado en íntima unión con la naturaleza y, debido a sus saberes prácticos y a los adquiridos de generación en generación, poseen un caudal de conocimientos únicos y valiosos. Un verdadero tesoro cultural y científico que es imposible de adquirir para los conservacionistas del siglo XXI aún en las mejores instituciones académicas del mundo. Pero , por otro lado, surge la urgente necesidad de que los gobiernos protejan sus derechos básicos para cumplir este ambicioso proyecto conjunto que es cuidar el planeta.
Greenpeace clama para que hoy día los pueblos y comunidades indígenas (IPLC) y, puedan ser escuchados y considerados como una solución eficaz y moral para preservar los entornos y paisajes naturales . Estas comunidades deben ser puestas en la base de toda estrategia de conservación de la biodiversidad en sus pueblos y aldeas ya que su sabiduría en la materia, se sustenta en la base de enseñanzas ancestrales cuya preservación se debe fomentar y resguardar.
investigaciones científicas apoyan los saberes y ambientales ancestrales
La última Evaluación Mundial de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services, IPBES) , ratificó que los pueblos indígenas y las comunidades locales son clave en sus territorios como engranaje para la conservación de la biodiversidad. Los autores de la evaluación estimaron que el 36 % de todas las áreas que actualmente se encuentran bajo protección formal y el 37 % de todas las áreas terrestres restantes que tiene poca o muy poca intervención humana son de propiedad, uso, gestión o ocupación tradicional de los pueblos indígenas.
Los investigadores explicaron a Greenpeace que «Reconocer la sabiduría única de vida que impregna las rutinas cotidianas, así como los conocimientos, las prácticas,las innovaciones, las instituciones y los valores de los pueblos indígenas y de cada comunidad local , permitirá garantizar su acertada inclusión y participación en la gobernanza ambiental. Ello es hoy día, fundamental y urgente para mejorar su calidad de vida que se debe lograr a partir de la conservación, restauración y el uso sostenible de sus entornos naturales ».
Dejar que estos pueblos y comunidades tomen protagonismo comienza con su escucha activa, abierta y desde una mirada desprovista de prejuicios. Esto será el puntapié inicial para un gran cambio de paradigma en materia de conservación ambiental. Tal estrategia implica dejar en sus manos la iniciativa de las acciones de conservación en su territorio, confiando en que sus saberes ancestrales serán de gran ayuda para frenar los flagelos ambientales suscitados en cada ámbito puntual acaecido en el interior de la madre tierra.
Experiencias positivas
Los investigadores sociales destacan un análisis publicado en 2019 en el que se constató un caso exitoso en materia de conservación ambiental por parte de pueblos originarios. El informe relata la experiencia en donde tierras administradas por los pueblos indígenas en Brasil, Australia, y Canadá eran un poco más ricas en especies de vertebrados en comparación con otras áreas que contaban con protección gubernamental.
Luego de la investigación en estos territorios, los autores del estudio concluyeron que las prácticas de caza y cultivo de las comunidades indígenas eran realizadas de modo natural y sostenible . A la vez, se constató que podían ayudar a fortalecer la protección de la tierra para la efectiva conservación de la biodiversidad. La evidencia científica positiva en materia de preservación ambiental por parte de los pueblos originarios y las comunidades locales debe ser un foco de aliento para generar más asociaciones con los gobiernos . Los investigadores han visto en ello una salida que es también atrayente a nivel económico, dado que no requiere de inversión alguna por parte del Estado, sino tan solo que sean los garantes de su derechos básicos de tierra y autonomía en el manejo de sus recursos ambientales.