En la actualidad, existe un gran desconocimiento y graves errores de concepto entre la gente acerca de los productos transgénicos. Por ello, es imprescindible para generar conciencia respecto de este flagelo silencioso, poder esbozar en principio una definición del concepto para luego desgranar sus implicancias.
Un transgénico hace referencia a un animal o a una planta, cuyo código genético ha sido artificialmente modificado en un laboratorio, mediante la introducción de uno o más genes de otra especie. Ahora bien, esta otra especie que es introducida, no necesariamente corresponde al mismo reino de la que está siendo modificada. Es decir, a una planta se le pueden agregar genes de un virus, bacterias o insectos, de modo que es posible obtener características específicas u originales que no hubieran podido surgir por cruces naturales .
Como ejemplo de esto, los procesos para crear especies transgénicas pueden dar como resultado una planta resistente a un herbicida o a una enfermedad puntual, o se puede obtener un animal que crece y da carne de modo más veloz o una vaca que produce más volumen de leche, etc…
¿Puede la transgénesis ser peligrosa para las personas?
Los científicos explican que los genes pueden interactuar entre sí de forma impredecible e inesperada. De hecho, es algo muy parecido a una de las formas de proceder que se utiliza para provocar la transgénesis. Este procedimiento consiste en disparar los nuevos genes con un dispositivo o pistola de genes que los introduce en el genoma de modo azaroso.
Así, el nuevo gen que es introducido en el genoma opera en su ahora portador, creando una nueva proteína que antes este gen no poseía. Luego ocurre que, al ingerir una planta o animal transgénico, el cuerpo humano incorpora esta nueva proteína. Lo que no se sabe con exactitud es qué consecuencias puede acarrear para la salud esta manipulación genómica. Hoy, se conocen tan solo algunos aspecto negativos de esta acción como ser , que pueden causar alergias, tumores y una disminución en la fertilidad .Pero lo cierto , es que poco se sabe aún y mucho irá descubriendo a medida que se sigan desarrollando las investigaciones pertinentes.
Desventajas y riesgos que presentan las semillas transgénicas.
En cuanto a la productividad las semillas transgénicas presentan algunas desventajas muy importantes. Se conoce, por ejemplo, que las semillas híbridas y las transgénicas no pueden conservar las características deseadas más allá del primer año de su uso en producción. Su rendimiento es acotado, y se expresa tan sólo en una sola generación de cultivos. En este caso no es posible, como se hacía antes por tradición, dedicar una parte de los cultivos a la producción de semillas para el año siguiente. Por ello, las semillas de tomates pulposos y atractivos, podrán tan solo producir nuevas plantas pero estas estarán casi desprovistas de frutos o los tomates lucirán secos o serán muy malos en calidad para ser comercializados. En este estado de cosas, ocurre que los agricultores dependen para activar su producción anual de cultivos, de la empresa productora de semillas que, por las regulaciones de la propiedad intelectual de patentes tendrá la exclusividad de comercialización en el mercado.
Otro grave problema que acarrean las semillas transgénicas, se debe a que al poseer todas las plantas de monocultivo similar información genética, son todas vulnerables a las mismas plagas y enfermedades. Y, para poder evitarlas ,se emplean enormes cantidades de insecticidas, pesticidas o fungicidas para no perder las cosechas. Como también ocurre con muchos fertilizantes, éstos contaminan el agua subterránea, lagos y ríos, y en muchas ocasiones, aún quedan trazas de residuos venenosos en los alimentos que ingerimos a diario. Gran parte de esos productos se ha demostrado que son cancerígenos, pero sin embargo, la Unión Europea ha firmado un convenio en el que autoriza la utilización del glifosato por cinco años más, es decir hasta el año 2027.
Lo cierto es que con este modelo agrícola vigente en todo el mundo, se ha ido experimentando una gran pérdida de toda la vasta y rica biodiversidad del planeta. En este proceso, la humanidad ha pasado de contar con semillas de mucha información genética, del todo adaptables a losdiferentes suelos, climas y biosistemas, a un sistema de semillas cuya uniformidad genética es producida en los laboratorios de las grandes empresas. Se ha pasado de las asociaciones y las rotaciones de cultivos que protegían y preservaban la producción agrícola,el suelo y a los agricultores, a grandes superficies de monocultivos que solo contaminan, desertifican , que generan un monopolio y no cooperan en sacar de la pobreza a las personas.
En este sentido, cabe una vez más reflexionar cómo los países llevan adelante sus prácticas agrícolas para procurar sistemas y prácticas de mediana y gran escala que tiendan a garantizar la salud integral de las personas, y que se ubiquen fuera de los esquemas de los grandes grupos multinacionales que tienen como práctica un sistema de alimentación que nos enferma y mengua la calidad de vida que debería incluir , el poder gozar de los gustos y aromas auténticos de la tierra de la cual tenemos derecho a disfrutar. Por ello con fuerza decimos desde Greenpeace: NO a los alimentos transgénicos.