
La contaminación del aire es un flagelo silencioso que aumenta día a día en las grandes urbes. Greenpeace busca incentivar la búsqueda de soluciones urgentes para mitigar los efectos nocivos en la salud humana y mitigar además, la aceleración del cambio climático.
En el mundo en que vivimos los hombres modernos, ajetreados en la vorágine de las grandes urbes, nuestra vida cotidiana se ve inmersa en altos niveles de contaminación que, poco a poco, van minando nuestra salud de modo imperceptibl. Por ello, la necesidad de reducir los niveles de contaminación en las grandes ciudades se ha vuelto algo urgente e imperioso.
Kamran Abdollahi es profesor de la Cátedra de Ciencias Forestales Urbanas en el Centro de Agricultura de Baton Rouge (Luisiana, Estados Unidos) y durante los últimos años, Abdollahi con sus monitores portátiles a cuestas , ha ido registrando de modo preciso y meticuloso, los niveles de dióxido de carbono en avenidas y parques. Según pudo conocer mediante este relevo, los árboles extraen o barren los contaminantes presentes en el aire en dos formas principales : “O bien incorporan contaminantes y gases a través de las estomas presentes en sus hojas o capturan partículas contaminantes que se posan en la superficie de sus hojas”.
Los estomas son las diminutas aberturas o poros regulables que forman la epidermis de las hojas de todas las plantas. “Para poner un ejemplo más cercano, es lo mismo que ocurre en los seres humanos, que o bien inhalan las partículas de contaminación o las captan en su ropa”, ejemplificó Abdollahi
Pinos y olmos, las mejores especies para la ciudad
“A lo largo de avenidas y calles es muy bueno enmarcar estas vías con amplias filas de árboles, lo que es excelente ya que desvía las partículas hacia arriba e impide que muchas queden en el aire al nivel de las aceras donde camina la gente”. afirma el experto,
Pero , agrega que en calles donde los espacios son muy cerrados producto de altas edificaciones, y en donde a veces se planta árboles a ambos lados de la calle y cuyas copas se tocan conformando un arco, esto “puede ser negativo, ya que hace que se invierta el efecto y se atrape la contaminación”. Lo ideal, para el especialista, es que el tipo de árbol que se seleccione para ser plantado en una gran ciudad , brinde un servicio natural de limpieza, oxigenación y refrigeración de un área puntual, tenga muchas hojas y sea de gran tamaño. “Se debe buscar que haya un gran intercambio de gases que permitan a la vez extraer la contaminación y también reducir la temperatura”. indicó Abdollahi
Las especies coníferas como son los pinos tienden a ser más efectivas para remover las partículas porque tienen hojas durante todo el año y están recubiertas de cera. Gracias a esta última característica, las partículas tienden a adherirse a la superficie de las hojas y su propagación en el aire es menor, de acuerdo a la apreciación del investigador del Servicio Forestal estadounidense.
El olmo y su beneficios ambientales
En cuanto a los árboles cuyas hojas son caducas, una de las mejores especies para plantar en ámbitos con elevada contaminación es el olmo. Esta especie presenta hojas con una textura en extremo rugosa, una característica excelente que permite captar las partículas nocivas y además,es una especie que emite menos compuestos orgánicos volátiles. Estos compuestos son los responsables, por ejemplo,de otorgar su aroma característico a los pinos, pero lamentablemente, pueden reaccionar con otras sustancias presentes en el aire e incrementar los niveles de ozono.
Los árboles impiden muertes. El especialista estima que los árboles retiran aproximadamente el 1% de la contaminación de las ciudades. Pero en algunos casos, el porcentaje puede llegar al 15%. Este valor puede parecer menor, pero en realidad, estamos hablando de toneladas de partículas nocivas, que de llegar a las personas se traducirían en afecciones y enfermedades de distintos grados de gravedad.
La salud en jaque por la contaminación del aire
Más del 80% de las personas que viven en áreas urbanas del planeta donde se monitorea la calidad del aire, están expuestas a niveles alarmantes de contaminantes que superan los límites recomendados por los expertos de la Organización Mundial de la Salud.
Es indudablemente lo beneficioso que resulta plantar árboles en las ciudades para combatir de modo eficaz la contaminación, además de las numerosas ventajas que ofrecen en términos del bienestar mental derivado del contacto estrecho con la naturaleza. Sin embargo, las especies deben ser seleccionadas con mucho cuidado por un experto en la materia. Pero, si queremos que los árboles extraigan la mayor cantidad de contaminantes posibles, debemos recordar que el tamaño es aquí una variable crucial.