Una buena calidad de vida integral comienza en casa, en las escuelas y se proyecta luego al medioambiente que habitamos. Por ello, nuevas disciplinas relacionadas con las neurociencias hacen foco en dar herramientas para combatir el estrés y ser más creativos. Hoy, te invitamos a conocer que es la neuroarquitectura y su aporte positivo a la vida de los más chicos.
En Greenpeace sostenemos que el cuidado ambiental comienza en casa y en la escuela. Por ello, invitamos a reflexionar acerca de nuestra calidad de vida en las ciudades para lograr una armonía personal integral que debe comenzar con nuestro entorno más cercano para luego avanzar hacia el afuera : la naturaleza y el compromiso con el medioambiente. Este segundo paso se dará como consecuencia inevitable luego de conseguido el primero : una salud integral física y espiritual que nos hace tomar conciencia desde niños que debemos ser arquitectos del futuro verde que soñamos, y que esta aventura hacia el bienestar global comienza en los primeros años de vida.
María Ester, es una abuela de 75 años que solo pudo cursar la escuela primaria . Su escuela estaba ubicada en la zona norte de la provincia de Buenos Aires y de aquellos tiempos, esta abuela trae a su memoria los recuerdos de cómo era su escuela: un edificio con aulas de paredes grises, humildes y prolijas; un patio de tierra para jugar con sus amigos y un árbol como todo refugio natural ante la lluvia . María Ester, dice que este lugar tan falto de calidez y de colores, le sabía más a una prisión que a una escuela. Y , ciertamente este lugar que se suponía debía inspirar la creatividad, el aprendizaje y fomentar la concentración para dar lugar a la incorporación de las diferentes habilidades, cooperaba muy poco en la misión de asimilar los conocimientos y de ser un espacio de aprendizaje alegre e inspirador.
“A veces el espacio interior de ciertos ámbitos , no fue concebido para mejorar la calidad de vida de las personas (que lo utilizan), sino para atender con eficacia distintos criterios funcionales básicos como son los de seguridad, de limpieza y mantenimiento y de resistencia de los materiales,etc. Y un caso muy claro de ello, es la arquitectura escolar tradicional en la que no se ha pensado en cómo fomentar el desarrollo integral de los niños y su vínculo con la naturaleza a partir del diseño de los espacios”, explica Susana Iñarra, arquitecta y profesora en la Universidad Politécnica de Valencia, España.
El aporte de la neuroarquitectura
La especialista resalta, sin embargo, que desde hace algunos años están surgiendo nuevas corrientes arquitectónicas para atender este déficit en el diseño escolar. “Si queremos más niños que cuiden la naturaleza, debemos enseñarles primero a amarla y a cuidarla. Vincularlos de forma estrecha con ella como parte de su paisaje cotidiano. Allí, en lo posible deben pasar tiempo : realizar sus juegos, sus exploraciones, sus amistades y sus primeros aprendizajes significativos. Si un niño pasa tiempo en la naturaleza, la incorporará de modo natural y será un sello en su alma para siempre . Si conoce , ama y comprende la importancia de cada animal desde niño, difícilmente de adulto, los vea sólo como un recurso o explote indiscriminadamente a la naturaleza” sostiene la experta
Entre los cambios urgentes que propone la arquitecta Iñarra se incluye : fomentar mediante la arquitectura de los espacios la libertad en el movimiento de los niños, adaptar el diseño de los ambientes a la altura visual de los menores e incluir espacios en los que haya contacto estrecho con la naturaleza.
Todos estos diseños innovadores de espacios que pueden potenciar el comportamiento de una persona y el aprendizaje en los niños , así como calmar su ansiedad o estrés , surgen gracias a una reciente fusión de los aportes de dos disciplinas:la neurociencia y la arquitectura. “Comprender cómo los espacios interiores y exteriores que habitan las personas impactan en el cerebro, es la clave de la neuroarquitectura como disciplina innovadora y revolucionaria del conocimiento . Sus herramientas permiten entender los efectos del diseño en el campo conductual y en nuestros estados de ánimo”, explica la arquitecta Iñarra.
Para la experta , es importante entender la importancia del impacto del diseño en nuestra calidad de vida y por ello, la importancia de invertir para crear establecimientos educativos funcionales, alegres y que propicien el contacto con la naturaleza para criar más niños felices y conscientes del cuidado de los recursos medioambientales. “La arquitectura no es solo un conjunto de techo, pisos y cuatro paredes; la arquitectura debe ser una experiencia motivadora para grandes y chicos. O al menos, debería intentar serlo. Las personas somos seres emocionales que formamos vínculos afectivos con nuestros entornos, por ello, cada vez que entramos a un espacio, reaccionamos y nos desenvolvemos en relación al impacto positivo o negativo que experimentamos” resalta Iñarra.
“Se ha hecho evidente que los niños que deben cuidar el planeta del futuro, deben aprender a relacionarse con la naturaleza de un modo armónico e integral . Por eso, los adultos debemos procurar brindarles los mejores elementos e instalaciones edilicias acordes a su desarrollo armónico integral para que puedan vivir y aprender a amar en el mundo que deben cuidar ”cerró la experta.