
El cambio climático ya está modificando de forma radical la mayoría de los ecosistemas de los que el hombre depende (directa e indirectamente) para su subsistencia. Así lo indica el último informe del IPCC, (Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático) que detalla fenómenos tal como la subida de la temperatura del agua de los océanos y su acidificación,las olas de calor marino y el aumento de la incidencia de eventos extremos, fenómenos que acentuarán la presión sobre muchas especies de mar claves para la subsistencia y la economía humana .(Parte II)
“El cambio climático alterará de modo serio y profundo muchos de los servicios ecosistémicos que proporcionan al planeta los sistemas marinos”, señala un capítulo central del Proyecto Clock, la iniciativa científica dirigida desde el Future Oceans Lab del Centro de Investigación Mariñas de la Universidad de Vigo, que busca comprender cómo el cambio climático está afectando a la actividad pesquera, tanto rudimentaria como industrial, en el mundo
El documento completo, dado a conocer recientemente, explica con un elevado nivel de detalle y precisión, cómo el impacto provocado por el clima en los ambientes oceánicos y costeros está afectando de diversas maneras – y de forma muy concreta- a la industria pesquera y a los pescadores artesanales. Un hecho que se traduce en la práctica, en cuantiosas pérdidas económicas, daños culturales y emocionales y un sinfín de perjuicios en el área de las actividades recreativas marinas, una de las más elegidas por la gente en todo el planeta.
El informe detalla también que los impactos en las comunidades y en las personas que viven de la pesca rudimentaria, dependerán en gran medida de qué grado de vulnerabilidad posea el colectivo social, un ítem que se ve fuertemente influido a su vez, por el grado de desarrollo de esa comunidad y su contexto local.
Como caso emblema se alza Nayarit, una de las comunidades estudiadas en México por el Proyecto Clock, que es considerada un caso emblema o “hotspot” del cambio climático. Es decir, se trata de uno de esos sitios donde se sufren los impactos del cambio climático con más intensidad y frecuencia”, explica la Dra Elena Ojea, líder del Proyecto . “En estos pequeños enclaves como Nayarit , muchas veces gran parte de la población depende de forma estrecha de la pesca y esta actividad, se encuentra por lo general menos industrializada. Justamente, en los sitios donde existe esta dependencia económica y nutricional de la actividad pesquera hemos observado que hay también una mayor vulnerabilidad al interior de esa comunidad ”.
La fuerza del impacto del clima en la pesca
La fuerza del impacto también varía si se trata de la pesca industrial o si es artesanal. En la primera, los impactos del clima no son percibidos como tan graves o dañinos.Esto se debe a su gran capacidad de adaptación dado que la flota de pesca de tipo industrial, posee mucha más libertad de movimiento en el medio marino y más tecnología disponible para encontrar y seguir los recursos. En la pesca artesanal, la situación cambia de modo radical Los pescadores están restringidos para su actividad a las aguas costeras, no tienen gran libertad de maniobra y movimiento y cuentan con escasa o ninguna tecnología para hacer más precisa su labor.
La adaptación es muy diferente según sea el caso de cada sistema pesquero . “En Nayarit, por ejemplo, hay muchos pescadores informales que se adentran a pescar sin contar con el debido permiso gubernamental . El caso es que no poseen embarcaciones propias ni una clientela amplia o diversificada. Por ello, son mucho más vulnerables y su capacidad para dar una respuesta exitosa al cambio climático es mucho menor. Además, se encuentran en un área donde el impacto es mucho más drástico”, detalla la Dra Elena Ojea.
“Por su parte, el sistema artesanal de pesca en Galicia parece ser mucho más resiliente. Por ejemplo, el sector de pesca marisquero está muy bien organizado. Allí hay mucha participación de la gente y mucha formación sobre cómo hacer una buena gestión del recurso. Pero también, ocurre que está el grupo de las mariscadoras a pie, un colectivo mayoritariamente de mujeres trabajadoras (90%), que dependen casi de modo exclusivo de la escasa renta que perciben por su recolección diaria en la costa y no tienen chance de adaptarse”,resalta la investigadora. “Mientras que la pesca artesanal posee un grado mínimo pero más elevado en técnica y herramientas con barcos, movilidad y más flexibilidad, pero está menos organizada y tiene menos voz en el sector”.
El Proyecto Clock destaca que las familias pescadoras y el grupo de mariscadoras piden contar con más información para conocer a qué se enfrentan y a que se deberán enfrentar en el futuro. Quieren poder desarrollar herramientas efectivas para adaptarse y buscar el apoyo institucional. Necesitan que se les provea de consejo técnico y nuevos modelos de explotación que no afecten la sostenibilidad de sus recursos pesqueros.Por ello, finaliza el proyecto Clock en sus conclusiones, piden que se sobre todo, se escuche su reclamo y se avance con las autoridades y expertos unidos hacia el futuro.