
Greenpeace celebra y alienta en Perú cada nuevo paso en pos de la conservación de la biodiversidad de la Amazonía . Una tierra donde se lucha por la preservación de la vida, las especies y los cultivos en procura del bienestar de las comunidades que sólo cuentan para vivir con los que les provee la naturaleza.
A la vera del caudaloso río Cacazú, en lo profundo de la insondable selva peruana, las 139 familias que integran el pueblo yanesha se reúnen el primer sábado de mes para contar su acervo, su patrimonio vital : sus semillas. Estas reuniones imprescindibles, las llevan a cabo con asistencia perfecta y de modo cuasi religioso, desde que se dieron a la tarea de crear un Banco de Semillas. De este modo, las familias crearon un sistema de solidaridad único: se prestan semillas unas a otras, entre vecinos, para aumentar la cantidad y la variedad de alimentos en la comunidad Unión de la Selva Cacazú.
Esta estrategia es de larga data en los Andes, sin embargo, en la Amazonía profunda la siembra se realiza en menor escala y las chances de contar con más variedad de alimentos es dificultosa. “Cada familia de la comunidad posee su porción de tierra (media hectárea) para sembrar sus frijoles, yuca y otros granos. Hoy los cultivos apenas alcanzan para el consumo personal”, explicó Ruth Francisco, una de las promotoras del Banco de Semillas e integrante de la comunidad
Unión de la Selva es una de las comunidades que trabaja en la Amazonía de Perú con el proyecto Caminos de Transformación, una iniciativa que tiene como meta preservar las semillas originarias de este punto perdido del planeta y lograr a través de su buen uso, la mejora de la alimentación de los indígenas.
Semillas para prevenir la anemia en niños y adultos
Unión de la Selva es la pujante y armoniosa comunidad que junto a otras 75 , conforman el pueblo yanesha en Perú. Un pueblo que gracias a su denodada lucha, ha podido ser dueño de una porción significativa de tierras: hoy le pertenecen -con título oficial- unas 500 hectáreas de selva nativa. Un bosque tropical de clima húmedo del que obtienen su alimento principal : frutas que recolectan y carne de animales de monte. Además cada familia posee su porción de cultivo pero que en resúmen no logran su cometido: una buena nutrición. Las estadísticas del Ministerio de Salud del Perú marcan que un gran porcentaje de niños de 6 a 11 años ( 14.5%) padece anemia.
Actualmente los yaneshas de Unión de la selva tienen en su haber 22 variantes de frijoles, de maní, maíz y zapallos. “Al inicio también cultivábamos yuca y papa, pero ya no. Son alimentos que cuesta conservar en medio de la selva, donde si no se lo guarda en recipientes de barro se echan a perder muy rápido. Queremos guardar,preservar estas semillas para el futuro de nuestros chicos y enseñarles a usarlas del modo correcto para estar fuertes y bien nutridos” explicó Ruth Francisco.
Según los profesionales del Ministerio de Salud que los han visitado y les han enseñado a consumirlas del modo adecuado, su ingesta debe darse de dos a tres veces por semana, de forma obligada, debido a que así se cubren las cantidades de vitaminas, grasas y hierro necesarios en niños y ancianos, la población más frágil y vulnerable
El Programa para el Desarrollo Indígena y de acción frente al Cambio Climático
Bibiano Huamancayo Quiquin, el pujante y entusiasta líder yanesha contó a Greenpeace que la iniciativa del Banco de Semillas se realiza con éxito también en numerosas comunidades indígenas del mundo que están ubicadas en sitios tan lejanos de la Amazonía como África, Malasia, Tailandia y Filipinas. “ En todos los sitios del mundo donde funcionan los Bancos de Semillas, el objetivo es el mismo: lograr que la diversidad biológica vaya en aumento en el futuro gracias a la conservación de las semillas. Esto es algo que realiza cada familia, comunidad y pueblo indígena y así es posible evitar la extinción de las variedades que por diversas circunstancias van cayendo en desuso”, afirmó, además de destacar que buscan registrar para las generaciones venideras, todos y cada uno de los conocimientos ancestrales que tienen sobre el manejo de las cosechas.
La recolección de las semillas que hoy se conservan en el Banco, se pudo realizar con el aporte clave de cada una de las ancianas sabias de la comunidad, que pudieron reconocer a la perfección cada una de las diferentes variedades. Una de las principales promotoras del Banco de Semillas fue Doña Justina Quinchulla, una de las fundadoras de la comunidad en los años 50, junto con el cacique Juan Francisco López. Actualmente, esta lideresa de 90 años,continúa participando en las reuniones del Banco de Semillas cada sábado y enseña a preservar esos granos que por tantos años fue guardando con la esperanza que sirvieran para alimentar a su amada comunidad . Ahora desea también que los granos, puedan nutrir a los niños y ancianos de la selva y en el futuro, que sean una importante fuente de sustento económico para todos ellos.