
La tortuga carey se encuentra entre las especies amenazadas de Centroamérica por el exceso de residuos plásticos en los océanos. Desde la ONG Ya’axché Conservation Trust con el apoyo de PNDU, el Programa para el Desarrollo de Naciones Unidas, hoy, tiene una esperanza de futuro.
Greenpeace trae a escena hoy a Christina García, una bióloga marina que vive en Bélice, un país de Centroamérica donde reinan los bosques, la espesura de la selva y los corales. “Cuando tenía tan solo cinco años, tuve mi primer encuentro con las tortugas de carey y mi amor por ellas fue instantáneo. Mis padres me llevaban con frecuencia al mar para nadar y jugar con la arena, solíamos hacer snorkel entre los corales y disfrutar. Una vez, cambiamos de plan y fuimos a una isla en la que estaban naciendo las tortugas carey, y recuerdo que vi como caminaban trémulas y vacilantes hacia el mar. Fue un espectáculo maravilloso, sentí un amor increíble por ellas y desde entonces supe que estarían presentes en mi vida”
El tiempo pasó y a la hora de ingresar en la facultad Christina tenía definida su vocación. “Pensé como bióloga marina que en un futuro podría enfocar mi pasión en la conservación de las tortugas de carey, donde sin lugar a dudas estaba mi vocación”, cuenta la ahora bióloga marina.
Su pasión la llevó a ponerse grandes metas y a conseguir importantes logros profesionales. De hecho, Christina es hoy una de las líderes en la lucha por la preservación de las tortugas de carey y está al frente como directora ejecutiva de la ONG Ya’axché Conservation Trust, fundada en 1988. Desde entonces, desde la Fundación se encuentra abocada -y con gran éxito- a la conservación integral de un área llamada el Golden Stream Corridor Preserve. Esta zona logró convertirse en área protegida gracias al denodado esfuerzo de tres comunidades indígenas que unieron sus fuerzas para impedir que la tierra del lugar fuera vendida a grandes terratenientes para ser explotada con fines comerciales.
Una labor de preservación que cuenta con el apoyo de Naciones Unidas
Hoy en día, la Fundación Ya’axché administra otras dos áreas protegidas más en Bélice, en las que habitan comunidades nativas que viven de lo que pueden obtener de la tierra y del mar a la cuales hoy, Christina y sus colaboradores les enseñan cómo administrar los recursos de manera sostenible.
Con la ayuda invaluable prestada por el Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo del Medio Ambiente Mundial, implementado por Naciones Unidas (PNUD) Ya’axché, ha puesto a rodar en la región numerosos proyectos educativos y de conciencia ambiental para dar uso sostenible de los recursos naturales que han sido los principales motores de subsistencia y la mejora de la calidad de vida de las comunidades conformadas por indígenas.
Christina afirma estar muy orgullosa de toda la labor realizada al momento en pos de la conservación ambiental del Patrimonio Natural de Belice. Ser la líder de la ONG, destaca, es algo que la llena de orgullo , luego de largos años de esfuerzo para lograr su título de bióloga marina y más adelante, en la de gestión de los recursos naturales clave de su país, incluso cuanto le tocó pasar por momentos difíciles siendo apenas una jóven en su profesión.
Una apuesta al futuro con grandes obstáculos y desafíos
“Cuando comencé a dar los primeros pasos en mi carrera , ya involucrada de lleno en la conservación, en algunos casos me sentí muy mal recibida en muchos eventos. En muchas ocasiones me calificaron como que no era lo suficiente o que era demasiado joven para entender. Yo, por mi parte, creo que fue mi amor desde siempre por las tortugas de carey, dado que necesité mucho mucho coraje para no rendirme. Por suerte , en esos momentos bien difíciles, ahí estuvieron algunos amigos y colegas , que aún hoy continúan creyendo en mí y siempre me dan ese sano estímulo, tan necesario, para continuar la lucha por un planeta mejor”, cierra Christina, dejando en el aire una sensación de que gracias a ella, Belice es un país donde la naturaleza tiene una esperanza cierta de futuro.