
Con la iniciativa ‘Un millón de corales’ que surgió tras el paso letal del huracán Iota por el archipiélago de Santa Catalina, Providencia y San Andrés, Colombia marcó un hito global en la restauración de corales.El proyecto, dirigido por el Ministerio de Ambiente, costó más de 8.000 millones de pesos. Para la tarea se capacitaron a integrantes de la comunidad local y a pescadores para alcanzar la meta.
Los corales son algo así como la selva de los mares y los océanos. Biodiversos, repletos de vida y coloridos, son una pieza clave para el desarrollo y subsistencia de las comunidades locales costeras, pero también lo son para la humanidad. Y, lo cierto es que los arrecifes coralinos no solo son la barrera natural por excelencia contra los huracanes, sino también el hogar natural de al menos una cuarta parte de las especies marinas del planeta. En ellos encuentran albergue multitudes de peces, tortugas,erizos, camarones, langostas y cangrejos, por solo nombrar algunas de ellas.
Sin embargo, los corales, por su alta sensibilidad, son en extremo frágiles y no soportan las altas temperaturas. Este factor debido al cambio climático sumado a la sobrepesca y la creciente contaminación de los océanos los han puesto en jaque en muchas partes del planeta. El año 2020, en la Isla de Providencia ubicada el Caribe colombiano, el paso del huracán lota había empeorado aún más la delicada situación. Ante este escenario, Colombia se dispuso a la acción con un programa nacional que comenzó en el 2021 : sembrar un millón de corales , una iniciativa exitosa de restauración que recientemente, luego de tres años y medio logró su meta .
Un proyecto que hizo historia en Colombia y se replicará en el mundo
La iniciativa ‘Un millón de corales por Colombia’, liderada por el Ministerio de Ambiente en conjunto con la ONG ambiental Conservación Internacional, y en alianza con otra decena de instituciones y particulares de Colombia, fue altamente exitosa. De hecho, lo ha sido tanto que este programa de restauración fue elegido por la organización Project Management Institute Caribe como uno de los diez proyectos más influyentes de Latinoamericana y uno de los 50 con mayor impacto ambiental positivo a nivel global.
“Fue realmente, algo espectacular ver a los corales florecer nuevamente. Hubo muchos beneficios a partir de esta iniciativa en la isla de Providencia”, cuenta Casemiro Newball, un pescador de 56 años y que lideró el programa las islas de Santa Catalina y Providencia,luego de ser capacitado como jardinero de coral.
Los jardineros de coral debieron poner empeño y esfuerzo en el aprendizaje de una técnica esencial llamada de fragmentación y microfragmentación de corales.La misma, es la llave de inicio que hace posible la restauración e implica la división del coral en pequeñas porciones para que luego sea cultivado en guarderías acuáticas donde los brotes crecen a un ritmo veloz.En una etapa posterior, cuando ya están listos y con la suficiente madurez, son trasplantados en las zonas clave de los arrecifes a restaurar dentro de áreas protegidas.
Un millón de corales y más de 200 hectáreas marina beneficiadas
“Si bien esta iniciativa, desarrollada a lo largo de tres años, que consistió en la siembra de un millón de corales no garantiza su salvación a nivel global, sí es un incentivo muy importante que demuestra que es sí es posible restaurarlos .Además de ello, ha demostrado que es posible integrar la acción central de restauración a un esquema de economía azul que vincule a las comunidades”, destacó Fabio Arjona, vicepresidente de la ONG Conservación Internacional.
El proyecto , que comenzó con sus siembras de coral en el fondo marino colombiano el año 2021, contó con una inversión que trepó a los 8.450 millones de pesos y ha marcado un hito histórico en materia de conservación de corales a nivel mundial. El objetivo que se cumplió de manera exitosa, consistió en recuperar, restaurar y rehabilitar unas 200 hectáreas de arrecifes coralinos en las islas de Providencia, Santa Catalina y San Andrés a partir de la instalación de guarderías acuáticas para la cría de corales.
Además, se logró involucrar y capacitar a las comunidades locales que con mucho entusiasmo se volcaron a la tarea de restaurar este frágil ecosistema marino del cual dependen estrechamente. Es por ello, que Casemiro Newball tiene una sonrisa en su rostro, porque gracias a su trabajo humilde y paciente, Colombia verá a sus corales florecer una vez más y su oficio de jardinero marino, habrá marcado la diferencia para la vida de los suyos.