Un grupo de investigadores del Laboratorio de Ciencias de Nacional Lawrence Berkeley y la Universidad de California en Berkeley dio un paso en la lucha para poner un freno eficaz a la contaminación plástica, uno de los problemas ambientales más letales y urgentes.
El equipo científico logró desarrollar un proceso químico que permite transformar plásticos comunes, como el polipropileno y el polietileno, en bloques de hidrocarburos reutilizables. Este avance, publicado recientemente en la revista Science, ofrece una solución prometedora para uno de los problemas más acuciantes y urgentes que afectan al planeta , dado que permite reducir significativamente la acumulación de residuos plásticos en los océanos y vertederos.
El Dr. John Hartwig, uno de los líderes de la investigación, dio detalles a Greenpeace acerca de la relevancia de este hallazgo. «En la actualidad, los plásticos han puesto en jaque al planeta. Están en todos los sitios imaginables e inimaginables. No hay opciones, o los plásticos nos ganan o nosotros a ellos. En el presente, tenemos toneladas de polietileno y polipropileno en objetos de uso cotidiano, desde bolsas de almuerzo hasta jarras para leche. Este nuevo proceso innovador podría cambiar de modo definitivo el destino de estos residuos», señaló el experto.
El proceso al que alude el científico y que ha resultado altamente efectivo, permite degradar eficientemente ambos tipos de plásticos- el polipropileno y el polietileno-, incluso cuando estos están mezclados en un mismo objeto para transformarlos en monómeros originales que pueden ser reutilizados para fabricar nuevos polímeros. Esta innovación, llega en el momento indicado para combatir el flagelo de la contaminación por plásticos que tanto daño -visible e invisible – están ocasionando a las diferentes formas de vida en el planeta. No sólo los ecosistemas terrestres y marinos están siendo degradados por este material tan dañino, sino también la salud del hombre, dado que las personas están incorporando plástico a sus organismos mediante el formato de micropartículas, con consecuencias perjudiciales que aún no han sido cabalmente estudiadas. Pero lo cierto, es que este desarrollo innovador no solo podría reducir la cantidad de plásticos que se descartan, sino también disminuir en gran medida, la dependencia actual de los combustibles fósiles para la producción de nuevos materiales plásticos.
Fuerte impacto en la economía circular
El reciclaje actual de plásticos suele resultar en la elaboración de nuevos productos de menor calidad, lo que limita en gran medida su posterior reutilización en aplicaciones más exigentes. Sin embargo, este nuevo proceso químico que transforma los plásticos en monómeros puros, permite crear plásticos de muy alta calidad, cerrando de este modo, el ciclo de vida del plástico y contribuyendo a crear una economía circular más sostenible.
Además, la integración de esta tecnología innovadora podría disminuir de modo drástico las emisiones de gases de efecto invernadero al contribuir con la merma de la demanda de producción de nuevos plásticos. Según el Dr. Hartwig, «el impacto ambiental sería muy significativo y positivo si se logra implementar este desarrollo a gran escala».
Uno de los aspectos vitales de este proceso es la innovación en el uso de catalizadores sólidos, que son más duraderos y accesibles que los que los utilizados anteriormente. El equipo científico logró emplear óxido de tungsteno sobre sílice y sodio sobre alúmina, elementos que permiten un proceso económico y para la descomposición de los plásticos. Esta combinación innovadora y eficaz de catalizadores logró convertir hasta el 90% de los plásticos en bloques de construcción que pueden ser reutilizados. Este procedimiento constituye sin lugar a dudas, un avance sin precedentes en materia de reciclaje de polietileno y polipropileno. “No se puede conseguir en el mercado nada más barato que el sodio. Y, por su parte, el tungsteno es un metal ampliamente disponible y accesible en costos a nivel global”, explicó Hartwig, subrayando el bajo costo de estos catalizadores en comparación con los metales utilizados en investigaciones previas, cuyo costo resultó altísimo.
Los desafíos que aún quedan por resolver
A pesar del gran avance logrado, el Dr Hartwig explica que el proceso enfrenta desafíos cuando se aplica a residuos plásticos con impurezas, tal como el PVC o el PET, que son muy comunes en el flujo de desechos corrientes. Sin embargo, el punto positivo es que los sistemas actuales de reciclaje cuentan con mecanismos que pueden realizar la separación y que podrían ser eficaces para mitigar en gran medida este problema y permitir entonces, que el proceso se centre en los plásticos más adecuados para su reconversión.