La creciente contaminación del aire es un factor que incide en el notable deterioro de la salud y la calidad de vida. Según la OMS, más de 4 millones de personas mueren al año por enfermedades relacionadas a la mala calidad del aire. Sin embargo, esta amenaza invisible es una realidad desatendida.
Respirar aire puro y limpio. Aunque esta sea una expresión muy conocida y empleada a lo largo y ancho del planeta, hoy día, en las grandes ciudades, es casi un privilegio. Y, para miles de millones, un verdadero anhelo y un pasaporte hacia la salud y la calidad de vida. Lo cierto es que el aire que ingresa en los pulmones de miles de personas,poco y nada tiene hoy de puro y limpio, ya que pequeñas partículas invisibles al ojo humano que se encuentran suspendidas ingresan al organismo en cada bocanada, y pueden provocar -y de hecho provocan- graves enfermedades y hasta la muerte.
La polución, el smog y los gases de efecto invernadero están presentes en cada rincón del planeta y su aumento hace que la calidad del aire que se respira sea cada vez peor. Sin embargo, las personas sólo descubren esta situación cuando ya es demasiado tarde y padecen alguna de sus consecuencias. El proceso es lento y gradual, pero el final para miles de millones de personas en todo el mundo es una realidad. Según, indica el último documento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) “la contaminación atmosférica presente en las ciudades y también en las zonas rurales en todo el globo, es responsable de ocasionar 7 millones de fallecimientos prematuros cada año”.
Polución, smog y contaminación
Al considerar estas cifras aportadas por el organismo internacional, se observa que alrededor del 58% de estas muertes prematuras relacionadas con la mala calidad del aire se debieron a cardiopatías isquémicas y accidentes cerebrovasculares, un 18% por EPOC o enfermedades pulmonares obstructivas crónicas e infecciones respiratorias agudas, y un 6% por cáncer de pulmón. Y, del total de estas muertes, unas 500.000 corresponden a niños menores de 5 años. Sin embargo, existe evidencia científica que indica que estos decesos, pueden prevenirse si se mejora la calidad del aire.
Pablo Orellano, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y especialista en epidemiología, lideró uno de los cinco equipos del mundo elegidos por la OMS para estudiar los efectos adversos de los contaminantes presentes en el aire.
“Estas enfermedades son causadas por la concentración de gases o de partículas o que hay en el ambiente, las cuales pueden tener origen natural, como en el caso de cenizas volcánicas o incendios forestales; o por causas antrópicas, es decir relacionadas con el ser humano, como son las actividades industriales o simplemente el transporte de las personas. Hoy día, aproximadamente un 91% de la población mundial vive en lugares en los que los niveles de contaminación del aire excede los límites que la OMS ha establecido como seguros”. explica el investigador. Y agrega : “Obviamente, como fuente de emisión el transporte vehicular urbano no es tan grave como una fuente industrial, pero sí lo es en cuanto a la cercanía y la cantidad ”.
Políticas ambientales y monitoreos . Cuando prevenir es curar
“En la actualidad, solo podemos intentar alejarnos lo más posible de los focos de contaminación dado que no hay nada que podamos tomar o hacer para prevenir estos efectos. Por ello, lo fundamental es frenar las emisiones a la atmósfera de contaminantes , de hecho, vimos como esto fue posible en la pandemia, donde la calidad del aire mejoró notablemente en todo el planeta” destacó Orellano.
Para el especialista ambiental, debe crearse en todas las ciudades un programa de monitoreo ambiental permanente. Si bien, desde su visión son importantes las acciones individuales para contaminar menos, estas tienen un alcance limitado. “No habrá un verdadero impacto sobre la calidad del aire sin cambios de base, profundos y sistémicos y eso tendrá lugar cuando los gobernantes estén convencidos y puedan comprender cabalmente de que esto es un verdadero problema , un flagelo invisible que tiene lugar de modo permanente en las ciudades”.