
Un equipo de científicos de la reserva de los Esteros del Iberá, Corrientes hizo posible la cría en cautiverio y la posterior liberación de 5 parejas de guacamayos rojos. Greenpeace destaca este hito en materia de conservación de aves alcanzado en Argentina que promete devolverle el fulgor del guacamayo a los cielos del gran humedal.
El guacamayo rojo (Ara chlorpterus) volverá a iluminar y embellecer los cielos en los Esteros del Iberá, Argentina. Allí, donde su plumaje rojo de increíble fulgor con matices verdes y azulados en el pecho fue parte del paisaje natural del gran humedal hace 150 años. En aquellos tiempos, el cárdeno brillo del guacamayo rojo podía ser apreciado en todo el territorio de los Esteros y en la franja selvática del noreste de Argentina que abarca las provincias del Chaco y Misiones donde, en la actualidad, se lo considera como una especie extinta en su estado silvestre.
Greenpeace celebra hoy los esfuerzos logrados en su conservación en Argentina que han hecho posible su reproducción y reintroducción en los Esteros del Iberá con la esperanza de verlos repoblar la selva chaqueño-misionera en las áreas que cuentan con la debida protección por ser Reservas Naturales .
En el marco del “Proyecto de reintroducción de guacamayos rojos en la Reserva Natural Iberá, llevado adelante por el equipo de científicos Rewilding Argentina y con la estrecha colaboración de las autoridades gubernamentales a nivel nacional, se lograron formar 5 parejas reproductivas de guacamayos rojos. El objetivo es lograr generar en el futuro cercano una población sustentable y ver a los guacamayos rojos desarrollarse exitosamente en su hábitat natural.
La importancia del guacamayo rojo en la naturaleza
Los resultados alcanzados en las primeras fases del proyecto para la reinserción del guacamayo rojo fueron más que auspiciosos: las crías se desarrollaron y crecieron favorablemente en el Ecoparque de la Ciudad de Buenos Aires, en aislamiento y lejos de la presencia humana, bajo el cuidado exclusivo de sus padres. Superada esta etapa, el paso siguiente consistió en su traslado a la Reserva de los Esteros del Iberá, donde fueron liberados luego de que alcanzaron el desarrollo cognitivo y corporal necesario para lograr adaptarse a su medio natural. Ahora, estos guacamayos rojos jóvenes han vuelto a su vida natural en el Iberá son el orgullo del equipo de científicos que llevaron adelante el proyecto y se han conformado como otro gran hito de la conservación de aves de Argentina. Un logro que significó la mayor reinserción conjunta realizada hasta el momento en todo el territorio nacional.
La Reserva Provincial del Iberá, que hoy vuelve a ser el hogar del guacamayo rojo, es un área protegida dentro del extenso territorio que conforma el gran humedal de los Esteros del Iberá. Una zona que abarca ciénagas, pantanos y lagunas que se extienden a lo largo de 45.000 km² surcando el suroeste de la litoraleña provincia de Corrientes. Dentro de esta extensión se encuentra la laguna Iberá en cuyos márgenes se levanta el poblado de Colonia Carlos Pellegrini, lugar en donde opera la base de monitoreo del proyecto de conservación. La reserva guarda una increíble , abundante y rica biodiversidad conformada por ciervos de los pantanos, caimanes, carpinchos, monos carayás, boas curiyú y cientos de especies de aves.
La reinserción del guacamayo rojo en la reserva del Iberá tendrá un impacto muy positivo dentro de este particular ecosistema. A su rol ecológico como gran dispensador de semillas se le suma su otro de vital trascendencia : el de ser especie paraguas para el desarrollo de aves de menor porte. Su presencia es considerada estratégica, ya que en su medio natural es una especie protectora de otras menos vistosas pero de igual importancia para el equilibrio del ecosistema de humedal.
La liberación de las crías de guacamayo rojo fue realizada en el área de Cambyretá, una zona ubicada al interior del Parque Nacional Iberá, al sur de la ciudad correntina de Ituzaingó. Allí se encuentra el Centro Ecológico Aguará donde los pichones atravesaron un período de cuarentena y de adaptación al nuevo entorno ambiental en un aviario destinado a tal fin. Allí, los animales aprendieron a alimentarse de los frutos de árboles nativos y fueron adquiriendo de modo paulatino las habilidades comportamentales básicas para su futura reinserción en la naturaleza. Antes de ser liberados, y como último paso, a algunos de los ejemplares de guacamayos se les colocó un pequeño transmisor de radio para permitir su seguimiento y adaptación al ambiente natural y monitorear su supervivencia a largo plazo. Un proceso que se constituyó como un verdadero logro en materia de conservación en Argentina que promete devolver a los cielos del noreste del país el esplendor y colorido del guacamayo rojo.