Hoy, tan solo sobrevive el 10% del hábitat originario del Tatú Carreta debido al desmonte y la deforestación de la Selva Chaqueña. Sin sus recursos primordiales, la especie se encuentra cercada en una difícil lucha por sobrevivir. Greenpeace apoya y alienta el esfuerzo de los científicos por buscar una ayuda eficaz y rápida para la salvaguarda de la especie.
El armadillo gigante más conocido como tatú carreta (Priodontes maximus) es un mamífero que enfrenta, como especie, un gran desafío en la Argentina actual. Los datos relevados por el CONICET ponen en evidencia que en nuestro país , sus chances de supervivencia se encuentran en una curva decreciente que lo ubica en una situación de grave peligro de extinción y , a nivel mundial, en peligro crítico según se indica en el Libro Rojo de los Mamíferos de la República Argentina.
El tatú carreta es un animal tranquilo, de hábitos nocturnos, que habita al interior de la tupida selva chaqueña o región del Gran Chaco. La naturaleza, para transitar estos terrenos, lo dotó de un fuerte caparazón oscuro, provisto de numerosas placas dispuestas en filas transversales. Esta coraza protectora, parece diseñada a mano por sus relieves que forman una cuadrícula , un domo natural que envuelve al tatú en una prolija capa de mosaicos terrosos y amarronados que se extienden hasta cubrir su cola.
Su cuerpo es compacto y voluminoso . Sus extremidades, cortas y ligeras. Tiene cabeza alargada, que se afina para dar forma a un hocico prominente, sus orejas son pequeñas. El andar del tatú carreta en la noche de la selva chaqueña es tranquilo, lento. Toma su tiempo para hurgar entre la vegetación en la búsqueda de su alimento. Su desplazamiento lo dicta el peso de su armazón que le condiciona emprender la fuga ante la amenaza de algún depredador, al mismo tiempo que lo defiende como un escudo potente.
Una historia de 48 millones de años a punto de extinguirse
Lo que más lo asemeja a los primeros armadillos que habitaron la tierra hace 48 millones de años, son los pliegues rugosos de su patas y las gigantes pezuñas de sus miembros delanteros que pueden llegar a medir 20 cm. Observarlas es contemplar los resabios de aquellos temibles animales prehistóricos , sin embargo ,el tatú carreta no amedrenta, es pacífico y manso. Tan solo basta con observar sus ojos pequeños para contrarrestar cualquier temor.
Los armadillos suelen hacer recorridos diarios de más de 3 km en busca de alimento. Esta especie no conoce la luz del día ya que duerme promedio, 18,5 horas diarias y se despierta entrada la noche para buscar su alimento. Su dieta primordial está compuesta de pequeños insectos como lombrices, hormigas, termitas, gusanos, arañas y larvas. Su apetito es voraz y para saciar su hambre en un solo atraco, su festín puede consistir en devorar toda la población de una cueva de termitas en una noche, con la ayuda de sus 100 dientes. Esta particular característica lo destaca entre todos los mamíferos de la tierra, ya que ninguno posee tantos dientes.
Su ciclo de reproducción tiene lugar en los meses cálidos del verano. Por lo general, los tatú carreta tienen una sola cría por año a la que amamantan por el lapso de seis meses hasta que paulatinamente, esta se va adaptando a la dieta de un ejemplar adulto.
Greenpeace avala la voz de los científicos
Los científicos argentinos miembros de CONICET, han hecho un exhaustivo estudio de la especie, a fin de encontrar una vía efectiva para salvar al tatú carreta de su extinción en Argentina.“Este estudio es uno de los primeros que se han hecho en profundidad sobre la especie. Algo que no ha resultado sencillo dada la complejidad de sus hábitos , lo que hace que sea en extremo difícil de ubicar, de detectar en medio de la selva. Lo que conocemos al momento, es que cumple un rol muy importante porque se desempeña como un ingeniero natural de los ecosistemas. Afirmamos esto porque esta especie cava grandes madrigueras que son utilizadas por muchas otras especies de vertebrados que viven en el Gran Chaco como refugio o fuentes de alimento ”, explicó Yamil Di Blanco, líder del proyecto de investigación por el CONICET .
Durante el trabajo de campo, se registraron poco más de cien madrigueras y alrededor de 300 excavaciones de alimentación. Luego de aplicar distintos modelos para el análisis de los datos recabados, se determinó que en la actualidad, sólo el 10% del hábitat natural de los armadillos ha quedado en pie, y que, de seguir con la tala del monte chaqueño para la extensión de las fronteras agrícolas y ganaderas, será muy difícil que el armadillo tenga una chance de supervivencia fehaciente.Por ello, Greenpeace busca visibilizar el estado actual de conservación del tatú carreta para que puedan tomarse las medidas de protección adecuadas para garantizar su reproducción en el área mínima del hábitat natural que ha quedado en pie, y con ello, procurar una luz de esperanza para la especie.