La cantidad de ropa que es desechada anualmente alrededor del mundo alcanza cifras insospechadas y siderales. En muchas partes del mundo, como en Chile, existen áreas repletas de ropa abandonada en medio de la nada, generando contaminación y paisajes desoladores que invitan a la reflexión: ¿Es posible consumir menos ropa y pensar una relación más sana y creativa con nuestras prendas ?
En el mundo actual, se producen entre 70.000 y 150.000 millones de prendas al año.Estas son cifras realmente impresionantes considerando que, si lo pensamos con detenimiento , esta es una industria de productos no esenciales. Pero lo cierto , es que la oferta en el mundo de la moda se renueva constantemente para brindarle a las personas un medio de expresión de su personalidad, de su mundo interior , llevando a que el consumo crezca o se renueve a pesar de que, muy pocas personas en las capitales “top” del consumo de moda de todo el mundo realmente necesitan más ropa.
La industria de la moda consume recursos naturales a un ritmo alarmante, generando altos niveles de contaminación y desperdicio. Estudios recientes, han demostrado que el sector contribuye con entre el 2% y el 8% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero a nivel mundial. Y, como resultado final de todo estos procesos de degradación ambiental, la mayoría de las 80.000 a 100.000 millones de prendas fabricadas en el mundo terminan siendo incineradas o desechadas en vertederos después de haber sido usadas muy poco.
La industria de la moda está trabajando arduamente para abordar este desafío a través de planes y estudios detallados que abarcan una variedad de proyectos. Estos van desde mejorar la eficiencia energética en las cadenas de suministro y cambiar a materiales renovables, hasta invertir en la innovación de materiales para evitar los sintéticos. También, se están promoviendo iniciativas de justicia social y se está trabajando para combatir la crueldad hacia los animales. Es difícil ignorar el daño social y ambiental causado por la fabricación de ropa y la solución , es el compromiso junto con un cambio oportuno de mentalidad acerca de las pautas de consumo que cada individuo sostiene en su vida.
La propuesta de Greenpeace: apostar a la creatividad
El primer paso que te propone Greenpeace para que cambies la mirada respecto de tu relación con la moda y puedas contribuir con el medioambiente y evitar el descarte periódico de prendas , comienza con una visita al armario de tu casa con el objetivo en mente de revitalizar tu relación con la ropa.
En 2019, la organización británica TRAID lanzó la campaña “23 por ciento” para resaltar la proporción de ropa sin usar que queda depositada en los guardarropas de los londinenses. Greenpeace se ha inspirado en la propuesta de TRAID para alentar a las personas a que puedan aprovechar al máximo sus prendas. La campaña #modaecocretativa apunta a que las personas aprendan a combinar ropa con nuevas propuestas y puedan expresarse de modo original y divertirse con sus prendas sin comprar nuevas piezas.
“Pensar segundos usos y readaptaciones en las propias prendas implica aprender a interactuar de un modo nuevo con la moda y construir nuevas y propias relaciones con tus cosas”, explica Samantha Fox, líder del proyecto en Greenpeace Inglaterra. “Con una nueva mirada y una personalización creativa, los vestidos de otras temporadas pueden convertirse en faldas o en divertidas blusas, y así lo viejo se vuelve original y nuevo”. “Es como si tu propio armario fuera una sucursal de una tienda, y lo mejor sin salir de tu casa”, concluye.
Repensar las propias prácticas de consumo
Para una generación de compradores impulsados por deseos creados artificialmente y de gratificación instantánea, una actitud creativa y de segundas oportunidades para las prendas, puede ser un objetivo difícil de imaginar, pero las cifras de la realidad que marcan la gran contaminación que produce su descarte,son innegables.
Una investigación realizada por la organización medioambiental londinense Wrap demostró que si se alarga la vida útil de una sola prenda, en el lapso de 9 meses su impacto medioambiental puede reducirse hasta en un 10%. Cabe imaginar el impacto positivo de lo que se podría lograr en décadas.
Greenpeace también alienta a los fanáticos de la moda a hacerse buenas preguntas, por ejemplo ,por qué tantas prendas están hechas de materiales derivados de sustancias como el petróleo, y porque la viscosa de una camisa que deseo comprar está hecha de materiales extraídos de bosques nativos, y también si esos detalles velludos son de pelo animal.Una sana reflexión acerca de estas cuestiones, llevará a mejores elecciones en materia de los propios consumos que derivarán en la mitigación de los impactos negativos en el medioambiente. Por ello, la pregunta que espera lanzar Greenpeace es si cada consumidor se anima a ser protagonista del cambio en el mundo de la moda.