El fondo del Mar del Sur es rico y abundante en biodiversidad, una zona que se caracteriza por ser la principal fuente de alimento para muchas especies. Hoy, estos ecosistemas están amenazados por el flagelo de la sobrepesca que lleva a las especies a un agotamiento y al límite de sus posibilidades de subsistencia.
Ante esta urgente situación, Greenpeace apoya los esfuerzos de la ONU para lograr un marco legal que proteja zonas puntuales del Mar del Sur específicamente, a una franja del océano conocida como el Agujero Azul.
A 200 millas mar adentro , fuera de la zona económica exclusiva de explotación pesquera de Argentina se encuentra el Agujero Azul. En esta zona del mar ubicada en aguas internacionales, el fondo marino se encuentra bajo jurisdicción de nuestro país gracias a la ampliación de la plataforma continental otorgada a nuestro país por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2016.
Como explican los biólogos marinos, el Agujero Azul es un área muy importante para la biodiversidad de los océanos. En los días de verano y del otoño, estas aguas forman parte de la ruta migratoria de millares de especies , entre ellas, algunas de vital importancia para el comercio de alta mar, como son la merluza y el calamar.
El Mar del Sur y la riqueza del Agujero Azul
Esta área marina también ha sido seleccionada como una de las zonas de alimentación más populares para especies más icónicas del Mar Argentino como la ballena franca austral, los lobos marinos y elefantes marinos. Por otro lado, es fuente de alimento para varias especies de aves marinas, como los albatros y los petreles.
Lamentablemente, sucede que año tras año esta zona del Agujero Azul es explotada comercialmente por las flotas pesqueras de grandes y poderosos grupos internacionales dedicados a la pesca marítima. Estas empresas pesqueras tienen permitido operar por la falta de organismos internacionales que controlen estos puntos en aguas internacionales y a la vez, por la falta de protección legal en zonas muy vulnerables del Mar Argentino.
Greenpeace ha llevado a cabo un análisis en profundidad acerca de cómo se ha desarrollado la pesca internacional en la zona del Agujero Azul durante los últimos cinco años. Como resultado, han surgido una serie de observaciones que muestran que las horas de operación de las flotas pesqueras han aumentado significativamente en la región. Según los biólogos marinos, esta situación otorga una idea de la magnitud del problema y de los efectos negativos que esta situación tiene sobre los ecosistemas de mar.
El Agujero Azul y la presión pesquera
El aumento de las horas de pesca en esta área , supone una mayor presión sobre las poblaciones de peces, situación que contribuye a su disminución en el tiempo porque no se cumple el periodo de descanso óptimo para que las especies se recuperen. En una palabra, esto implica que las especies de mar están siendo arrasadas, condenándolas a un debilitamiento progresivo que las pone en camino a la extinción,
Según la información recibida, se estima que desde 2017 hasta hoy , la presión pesquera se ha más que duplicado, lo que significa una presión desmedida, especialmente sobre los ecosistemas de fondo (del fondo marino) que tienen que afrontar estos ataques hecho que los deja en una situación muy vulnerable. Esto implica una degradación que daña profundamente la regeneración y subsistencia de los ecosistemas que conforman el Agujero Azul y el mantenimiento de muchas cadenas alimentarias marinas.
Si bien Argentina no puede regular lo que sucede en esta zona específica del océano porque se trata de aguas internacionales. La lucha de Greenpeace por conseguir la protección internacional de esta zona de aguas profundas tiene un impacto directo en la región, imposibilitando que las flotas pesqueras dañen irremediablemente el Agujero Azul. De esta forma, la legislación pretende frenar la desestabilización de los ecosistemas del fondo marino, que son la base de la supervivencia de muchas otras especies marinas y de diversas aves.
Las conclusiones
El proyecto de ley busca proteger los ecosistemas bentónicos del Agujero Azul para preservar el fondo marino y las capas subyacentes más allá de las 200 millas de la plataforma continental.
De aprobarse el marco legal, también permitiría proteger la columna de agua que recorre la región del Agujero Azul, asegurando la protección de los ecosistemas que allí habitan y de la fauna que se alimenta al utilizarla como ruta migratoria .
Lograr regulaciones internacionales es un paso esencial para la protección integral de esta área marina. Además, crea una sinergia importante y necesaria para asegurar la protección y salud de las especies que se mueven en estas aguas. La gestión eficiente y competente en alta mar debe estar en el centro de las gestiones políticas de modo de garantizar un futuro con abundante pesca. Esto es esencial hoy, y urgente, porque la humanidad, en las últimas décadas, solo ha puesto empeño en una sobreexplotación que hace inviable los recursos marinos a futuro.