En el país existen cinco especies que están en peligro de extinción y hoy, gracias al compromiso gubernamental y a la cooperación de Greenpeace Argentina tienen una estrategia integral para poder sobrevivir.
Argentina es un país con una extraordinaria biodiversidad de flora y fauna. Entre esta exuberancia , el país posee en algunas zonas geográficas cinco especies de primates En nuestras selvas, viven el mono negro y dorado (Alouatta caraya), el aullador pardo (Alouatta guariba), el mono nocturno o myrikino (Aotus azarae) y el capuchino negro también conocido como Cayo Misionero (Sapajus nigritus) y capuchino marrón también conocido como Cayo Yungas (Cayo Sapajus).
En todos los casos se trata de animales cuya protección se encuentra en peligro, por ello el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible junto a ONGs de cuidado ambiental y la cooperación de Greenpeace , está implementando un plan nacional de protección, cuyo objetivo es crear estrategias para combatir las amenazas a sus poblaciones.
En este contexto, cabe destacar que en los últimos días ha recibido el reconocimiento internacional Martín Kowalewski, científico que participó en la creación del Plan Estratégico de conservación del mono Caraya. El primatólogo también es investigador del Conicet en el Centro de Ecología Aplicada Costera y director de la Estación Biológica Corrientes, y fue reconocido por la Sociedad Internacional de Primatología por su aporte a la educación para la conservación de los monos en el país y distinguido con el Premio Charles Southwick, el máximo galardón dentro de esta especialidad.
Compromiso y acción
Desde Greenpeace , los especialistas en conservación explicaron que “en 2019 , estas cinco especies de primates fueron clasificados en estado vulnerable y una de las especies, el aullador rojo que habita en Misiones, fue clasificado como especie en peligro crítico de extinción, por lo que estamos tratando de crear un nuevo plan integral y urgente de conservación ”.
La distribución de las especies de primates negros y dorados se nuclea al sur de Misiones , y se encuentran tanto en esa provincia como en Corrientes, Formosa, Chaco y Santa Fe. Los capuchinos negros también se encuentran en Misiones, mientras que los capuchinos negros con cabeza marrón se encuentran en Salta y Jujuy. En cuanto a los monos Mirikiná, se encuentran en Formosa y el norte del Chaco.
La mayor amenaza para todos estos grupos es la degradación de sus hábitats originarios debido a cambios en el uso de la tierra, a menudo asociados con formas de producción que causan el deterioro de los ecosistemas que lo integran , propiciando la muertes de numerosas especies e importantes modificaciones en el entorno . El comercio ilegal de especies autóctonas , el fraude y el mantenimiento de algunos de estos individuos en cautiverio son otros de los problemas que amenazan a los primates hoy día en el país.
Monos Aulladores: guardianes contra la fiebre amarilla
Además de que estos animales forman parte de la rica biodiversidad local, lo que representa un valor en sí mismo, lo cierto es que también actúan como guardianes de enfermedades infecciosas y, junto con otros mamíferos, como barrera que reduce los saltos zoonóticos de patógenos a otras especies.También desempeñan un papel clave como dispersores de semillas y polinizadores y proporcionan otros servicios ecosistémicos esenciales.
.La línea de trabajo sobre la fiebre amarilla merece especial atención. Entre las cinco especies de monos del país, los monos aulladores (negro, dorado y marrón) son muy susceptibles a la enfermedad. Si les pica un mosquito infectado, mueren al poco tiempo. Además, viven en grupos, por lo que el insecto puede transmitir la patología a toda la población. Por eso, en las epidemias de fiebre amarilla suele ocurrir que varios ejemplares mueran repentinamente. Por eso se les considera los guardianes de la enfermedad.
En estos casos se inicia un protocolo de trabajo, que incluye el trabajo de los grupos técnicos de la región. Ante la amenaza de propagación viral, se activa un programa de vigilancia, que incluye investigación y seguimiento de monos, vectores, reservorios y ciclos de circulación viral a largo plazo. Se analizarán muestras y se realizarán esfuerzos para prevenir la urbanización, complementados con barridos y campañas de vacunación con el Ministerio de Salud y los gobiernos provinciales y municipales.
No olvidemos que cuanto más fuerte sea el ecosistema, mayores serán las posibilidades de evitar saltos zoonóticos que puedan afectar a la población. Porque cuando una especie se extingue, los patógenos no desaparecen y tienden a infectar a otras. Un ecosistema pobre en especies tiene menos resiliencia ante emergencias o eventos continuos como inundaciones e incendios, por nombrar algunos. Por lo tanto, en la geografía argentina, la conservación de los grandes simios pasó a formar parte de una política pública que implicaba el involucramiento del Estado.