Graduado en la Escuela de Marina de Panamá , Adrián pasa sus días en el Artic Sunrise realizando sus tareas de oficial de abordo con alegría y propósito. Una rutina que lo atrapa y colma de satisfacción durante seis meses al año. Formar parte del equipo de Greenpeace es para él un regalo de la vida y una misión de cara al futuro.
El primer oficial del Artic Sunrise es oriundo del caribe panameño. Su nombre es Adrián y refleja sus maduros 42 años en un rostro sereno, amable. Su voz , también acompaña su aplomo : es suave y se parece al murmullo de mar . Se nota que lleva consigo la pasión por su oficio , siempre dispuesto para lo que se necesite hacer; la mirada atenta en todo lo que sucede alrededor.
Adrián estudió para ser marino profesional en la Universidad Marítima Internacional de Panamá . Y , cuando el flamante título lo habilitó ,se subió para no bajar más de los barcos, con los cuales contempló los amaneceres y atardeceres de todos los confines del planeta.
“Yo nací en una zona rural y mucho tiempo después me fui a vivir cerca del mar. En ese momento, sentí que me había apartado un poco de la naturaleza, pero empecé a disfrutar del mar, de su cercanía. Un secreto misterio que sólo los que se dedican a los oficios marinos lo pueden comprender. A Greenpeace llegué gracias a un amigo que un día me dijo: ‘¿No te gustaría venir y ayudar, con lo que sabés hacer, a conservar el medio ambiente?’. Y aquí estoy,en eso mismo, 16 años después”, dice Adrián que, hasta ahora, realizó más de treinta viajes en los distintos buques de la organización.
Greenpeace : una familia que se fragua en alta mar
Adrián realiza con el Artic Sunrise dos viajes por año. Dos viajes, de tres meses cada uno, con lo cual pasa largos periodos sin ver a su familia. ¿Si la extraña? “Extrañar es una palabra me parece muy difícil de utilizar en mi caso porque, trabajando en el mar, cuando sentís que es una vocación o un ‘llamado’, de alguna manera estás preparado para esto. Por eso, yo trato de disfrutar el momento, de mantener el contacto con las personas queridas en casa y de dejarles con mi ejemplo,una enseñanza de vida” dice Adrián .
Por otro lado, el Artic Sunrise no te deja pensar mucho en las estrellas. Viajar a bordo es como estar metido adentro de un lavarropas. No por algo le dicen “La Lavadora”. Es un barco que no da tregua. Caminar por cubierta y pasillos implica un esfuerzo muscular tremendo para no caerse. En el vaivén y zarandeo hay que ir agarrándose de las barandas o paredes para hacer incluso trechos muy cortos. Un desafío que al final del día deja a todos agotados.
Debido al movimiento permanente, todo tiene doble seguridad, hay trabas en todas las puertas, incluso en las de las heladeras. Para los días de tormenta o aquellos en que la marea está agitada, se facilitan baldes en caso de que aparezcan las tan temidas náuseas. Un fenómeno inevitable en estos casos extremos.
Rutina diaria: trabajo y convivencia fraterna
Las rutinas estrictas son la base de la buena convivencia y del orden que reina en el Artic Sunrise. El día de los 30 tripulantes comienza a las 7.30, cuando Rafa , el médico de a bordo, hace una recorrida por los camarotes golpeando puerta por puerta. “Wake up call”, repite. Luego un desayuno ligero y cada uno se dirige a sus tareas. Se almuerza a las 12 y la cena a las 18 (horario internacional). El menú es netamente vegetariano y casi siempre incluye alguna sopa. El postre más festejado es la torta de banana con chocolate y el detalle gourmet es el pan de ajo, para los amantes de lo salado.
Aunque la jornada por los trajines sea agotadora, todo discurre en un clima de paz. Uno de los tripulantes, que es africano ,lo pone en palabras desde su cultura. En África utilizan el término “Ubuntu” para hacer referencia a la lealtad entre las personas y a su manera de vivir en comunidad. El sentido sería: “Yo soy porque nosotros somos” . Un vocablo que encierra una interconexión global que enlaza a todo ser vivo . Como lema, impulsa a la cooperación entre individuos, culturas y naciones.Algo que, sin dudas , es una experiencia vital a bordo del Arctic Sunrise.