Alice es una francesa que comparte sus días como voluntaria en el MV Esperanza con personas de diferentes nacionalidades, que según afirma “le han cambiado la vida”. Es la única mujer en el equipo de mantenimiento y reparaciones, un trabajo arduo pero gratificante que realiza a bordo de un barco al que aprendió a querer como propio.
Cuando la vida te regala una segunda oportunidad en algún aspecto de vital importancia, hay que aferrarse a él con todo el entusiasmo del corazón renovado. O con uñas y garras, sin mirar atrás y sin saber quizás, lo que viene por delante. Tal es el caso de Alice, una voluntaria que pateó el tablero de su rutina cotidiana para embarcarse a desempeñar tareas generales en el MV Esperanza de Greenpeace.
Es la única mujer dentro del equipo que trabaja en la cubierta, pero esto no la intimida. Al contrario, le encanta estar a la par de sus compañeros.Un conjunto de personas de diferentes países del mundo con quienes intercambia experiencias y comparte veladas inolvidables. Con ellos realiza una rutina de lo más variada y exigente que incluye todo tipo de tareas: limpieza de máquinas y mantenimiento, pintura, reparación de piezas, logística para las acciones, manejar las lanchas.
El MV Esperanza es una gigantesca máquina a la que cuidan y miman como si fuera de oro. Le procuran con devoción, atención yrestauración constantes y el flamante equipo de mantenimiento, que está compuesto por siete titanes todoterreno, es el encargado de brindarle estos cuidados y demás atenciones.Alice trabaja largas jornadas. Sus rutinas muchas veces pueden resultarle agotadoras pero aún, a pesar de ello, se siente muy feliz. “Estoy aquí como voluntaria de Greenpeace. Me embarqué cuando el MV Esperanza tocó el puerto en Guyana Francesa.Estoy haciendo esta experiencia por primera vez, ya que nunca había estado en misión a bordo de un barco. Me siento muy afortunada de estar viviendo este tiempo a bordo rodeada de un ambiente tan rico a nivel cultural e intenso . Y a nivel del trabajo orientada a cumplir con una misión concreta por el cuidado del planeta”, señaló.
La invitación de Greenpeace a ‘barajar y dar de nuevo’
Cuando Alice recibió la invitación para unirse por tres meses como voluntaria de a bordo en el MV Esperanza no lo podía creer. Era el cambio por el que había luchado por tanto tiempo. Al momento de recibir el email de la organización para invitarla a sumarse al viaje, realizaba trabajos en cubierta en yates de lujo privados.
“A bordo del yate, mi rutina era muy aburrida. Al menos yo no le encontraba ningún sentido. Tan solo un día de trabajo consistía en servir y atender a los dueños del barco. Mi trabajo no tenía propósito ni interés”, contó Alice de sus antiguas jornadas laborales.
Sin embargo, yo estaba a punto de firmar un contrato de largo plazo en el yate. Pero, de modo repentino, llegó la carta de Greenpeace para unirse a sus filas y, un 20 de septiembre presentó su renuncia. A los pocos días, sin saber a ciencia cierta cómo seguiría su vida, voló de Marsella hasta el puerto de Guyana y se embarcó en el MV Esperanza, en dónde sus días comenzaron a cambiar de modo significativo.
Una nueva vida como voluntaria de Greenpeace
Alice recuerda su vida anterior y no puede creer que el tan ansiado cambio haya llegado por fin a su puerta. “Tengo 38 años y esto es como una segunda oportunidad de vida para mí en todo sentido”, explicó. A pesar de que el tiempo que lleva a bordo es relativamente poco, puede ver como todos los días aprende algo diferente y además, sostiene “ estoy disfrutando todo lo que pasa en el barco”.
“Durante la campaña lo que más me entusiasma es cuando se baja a las lanchas. Navegar en el mar abierto en los botes durante las acciones, es algo inigualable. Pero, se disfrutan también las tareas en cubierta que siempre cambian y hacen entretenida la jornada” contó Alice acerca de sus vivencias más recientes.
Además del trabajo concreto, para Alice la riqueza está en el compartir cotidiano. Es el clima especial que se vive y que se genera, “con personas con la cabeza abierta, que comparten el mismo objetivo” en donde la vida va tomando otro color. “Estamos unidos en una noble misión dónde cada uno se compromete de distinta manera. Somos todos de diferentes países pero nos sentimos orgullosos de compartir la misma lucha”.