Le dicen el “Espy” y navegó todos los mares. Sus tripulantes lo consideran como una pieza clave en la dinámica de las operaciones de protección, difusión y protesta en pos de lograr la ‘Paz Verde’. Hoy nos sumergimos en su interior para conocer sus secretos
Un barco lanzado a la mar con el propósito de proteger y detener amenazas que ponen en peligro la vida y la fauna marina merece llevar el nombre de Esperanza. Por ello, uno de los buques que Greenpeace utiliza para desplegar sus acciones y campañas lleva este nombre. Un nombre que ensancha el coraje y el horizonte de futuro que los integrantes de la organización quieren legar a las próximas generaciones.
El MV Esperanza es una pieza clave en la estrategia de lucha de Greenpeace. Un barco que navega los mares del mundo para estar ahí, donde la amenaza apremia y el medioambiente peligra. Cómo herramienta de lucha, es imprescindible, tanto como lo es la bandera de su nombre. Su sola presencia en la zona del conflicto trae paz y esperanza, ahí donde sólo corrían vientos de muerte.
Como respondiendo a un impulso interior que empuja a la acción, el MV Esperanza acompaña y permite poner en marcha de modo urgente, los mecanismos de disuasión en pos de salvaguardar la naturaleza ahí donde se los necesite. Con celeridad, el buque facilita a sus tripulantes activistas, una vez arribados a la zona amenazada, actuar según los protocolos que Greenpeace utiliza según sea el caso. Estos pueden ser ya de disuasión o de publicidad concientizadora.
Conociendo al MV Esperanza de Greenpeace
Cuando uno se detiene y repasa los acontecimientos que sucedieron en este barco, las aguas que navegó, las acciones que desplegó y sus características propias, descubre un barco con personalidad propia.
El MV Esperanza es en la actualidad, el barco de dimensiones más grandes que tiene Greenpeace. Su eslora alcanza los 72 metros de largo y puede hacerse a la mar alcanzando una velocidad máxima de 16 nudos.
Su nombre: Esperanza, que despierta e incentiva a la lucha le fue dado por la gente. Durante un tiempo, se pudo ingresar en la página web de Greenpeace y allí votar para elegirle un nombre con el cual salir a la mar.
El ‘Espy”el barco de Greenpeace clave en las estrategias de ‘Paz Verde’
Dentro de la organización, al MV Esperanza le dicen ‘Espy’, cariñosamente. Un modo fraternal de convocarlo y hacerlo parte ‘real’ de la familia de Greenpeace.
Desde los comienzos de sus aventuras marinas, ha navegado por bajo los cielos de todos los mares. En cada misión pudo contribuir al bienestar de infinitas comunidades alrededor del mundo y al trabajo conjunto con personas de todo el mundo. Desde las más humildes y desprotegidas, hasta las más comprometidas y expertas en el cuidado medioambiental.
Con respecto a su diseño es un barco muy capaz y fuerte. Su casco reforzado le permite navegar por mares helados y su popa dispone de un helipuerto, abierto y en funcionamiento. Un complemento clave a la hora de desplegar las acciones de protesta y publicidad aéreas, uno de los ejes de las acciones de lucha de Greenpeace.
La vida que alberga en su interior el MV Esperanza
Si bien el barco tiene capacidad suficiente para llevar hasta treinta y cinco tripulantes a bordo, el MV Esperanza surca los mares con quince o a los sumo dieciséis personas.
Como parte de su equipaje , alberga cinco lanchas, tres de ellas de propulsión jet y las otras dos de hélice . Ellas son el caballito de batalla, el punto fuerte para el despliegue de las acciones marinas. También, como son parte de la familia de a bordo de Greenpeace, tienen sus propios nombres: Susie Q, Rino y Daisy.
Con ellas se han llevado a cabo unas de las campañas más míticas que ha realizado el MV Esperanza, la de “Southern Oceans”. Una histórica iniciativa en la que se buscó cortar el paso a los barcos japoneses de caza balleneros y que fuera realizada con mucho éxito.
La vida cotidiana en el MV Esperanza
La vida al interior del MV Esperanza es estricta y ordenada. Está regida por los horarios internacionales, en dónde se almuerza a las 12 del mediodía y se cena a las 6 de la tarde.Y, los tripulantes, como marinos de profesión, cumplen estancias mínimas de 3 meses de navegación en cada campaña.
La tripulación está nutrida siempre de personas de diferentes países del mundo. Un verdadero crisol de personas y razas que se nuclea en pos de las acciones estratégicas de Greenpeace. Desde Canadá, Brasil, India, Finlandia, Australia, Bulgaria, Sudáfrica, Taiwán, Filipinas, Indonesia, Korea y Alemania llegan voluntarios de a bordo y claro, entre ellos también está la gente del staff de Greenpeace. Un colorido abanico de razas y nacionalidades unidas en pos de un ideal de lucha común que enarbolan la paz y la esperanza como bandera a bordo del MV Esperanza, un barco que lucha a la par de su tripulación.